CERVANTES
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de madama Blawatsky y á la pseudofilosofía de
Tolstoy.
Aunque se contuvieran dentro de su propio hori
zonte cultural, los críticos profesionales estarían im
pedidos de juzgar por las diferencias de temperamen
to y de nivel intelectual. Ellos parecen ignorarlo.
Eácil es, sin embargo, distinguir varias categorías de
escritores, cuyas mentalidades son heterogéneas.
Eorman un grupo bien definido los que están dota
dos de una gran receptividad cerebral; son fácilmen
te impresionables y poseen buena memoi'ia. Saben
observar y pueden ser eruditos; su variedad se esca
lona desde humildes archivistas hasta sabios investi
gadores. Sus cerebros son prolijos cinematógrafos; su
labor es producto de la paciencia y puede ser útil,
aun sin lacomplicidad del talento. Para llegar á este
último se requiere, además, un gran equilibrio y
plasticidad mental, cualidades harto raras.
En otros escritores toda sensación es cogida en un
complicado engranaje disociativo, descomponiéndose
en sus elementos más simples. Diríase que los analis
tas tienen un prisma en cada célula cerebral, encar
gado de fragmentar las imágenes, refractando en iris
polícromo sus cualidades primordiales.
Contrastan con ellos los cerebros aptos para las vi
siones de conjunto, fáciles para la analogía; son fle
xibles, asociativos, generalizadores: funden los datos
particulares dentro de grandes principios comunes.
Otros interpretan de manera subjetiva sus impre
siones, Se apartan de la realidad, la deforman, pro-