Full text: 2.a época, 1.1924=Nr. 2 (1924000200)

MARTIN FIERRO 
De “Las Trompas de Falopio’ 
EL TELEGRAMA 
La Polaca, esta tarde, 
recibió un telegrama: 
“Muertas madre y hermana”. 
La guerra entró en su casa 
calofriante 
de bayonetas y de espadas. 
Y comenzó el saqueo y la matanza. 
Hace diez años que no las veía 
porque se fue de casa embarazada. 
Y ella sigue el “trabajo” en el prostíbulo 
como si no la sucediese nada. 
EL CURA MATA AL HOMBRE 
Ese curita es hombre a la mañana. 
Después... es cura. Al. hombre lo mata la sotana. 
Así, pues, diariamente se muere y resucita. 
¡ Rezad un padrenuestro por el pobre curita ! 
LAS PERFECTAS INUTILES 
(Hablan ellas) 
Somos aristocráticas y exquisitas y finas. 
Maestras refinadas dentro del “boudoir”. 
¿Amar? Amar, es claro, nos deleita el amar, 
peio a un amor que venga con libras esterlinas. 
Como el trabajo es cosa de la sangre plebeya, 
nosotras exprimimos la breva del placer. 
Y así, nuestro quehacer es mantener 
encendido el sagrado fuego de Cite rea. 
Y si por tentación de los infiernos, 
cae alguno en el lazo de nuestras seducciones, 
y no nos sacia lujos y corrupciones... 
¡entonces lo ilustramos con la Cruz de los Cuernos! 
EL AMOR? Y LA MUERTE 
Aquella prostituta de orejas trasparentes 
ya sólo fornicaba con los adolescentes. 
En la noche del bar, con su boca bermeja, 
besaba a los grumetes, les hablaba a la oreja, 
y tan felinamente la tísica se daba, 
que, al fin, se los llevaba. 
Y una noche, la última — era ya puro hueso— 
el Amor y la Muerte se dieron un gran beso. 
Pecho HERBjEROS. 
■ ♦ 
Un festival en honor de Frank Brown 
El famoso payaso inglés Frank Brown cumple este 
mes los cuarenta años de vida artística en Buenos 
Aires. El artista que fue amigo de ios intelectuales 
argentinos, desde aquellos días memorables en que los 
mejores de entonces rodeaban a Rubén Darío que por 
la época revolucionaba la literatura de habla españo 
la desde aquí ; el íntimo amigo de Rubén Darío, que no 
perdió ocasión de citarlo en sus versos y prosas y de 
cantarlo también, porque lo admiraba con razón, co 
mo a un magnífico funámbulo que era, como a un 
conocedor de Shakespeare, como a un perfecto caba 
llero: Frank Brown, es nuestro amigo, y, en esta 
oportunidad, merece que se lo demostremos. 
Por eso los asociados de “Martin Fierro” y sus sim 
patizantes han resuelto organizar un espectáculo en 
honor de Frank Brown, que ha de realizarse en breve. 
El programa será desarrollado por destacados artistas 
de nuestros teatros y habrá un acto especial a cargo 
de la juventud intelectual que admira en lo que fue 
y es al viejo payaso que ha hecho la delicia de gene 
raciones argentinas; y allí se hará su elogio en una 
conferencia a cargo de un conocido escritor y se lee 
rán versos de los poetas amigos. Será este, sin duda, 
un festival novedoso, y, por ello, por su propio inte 
rés de espectáculo, como por la simpatía que inspira 
Frank Brown a todo el mundo, el público ha de adhe 
rirse, y advertírnosle, desde ya, que tras de este ho 
menaje no hay negocio de ninguna clase. 
De esta iniciativa nuestra se ocupó ya “La Razón” 
del 12 de febrero último, auspiciándola, cosa que agra 
decemos debidamente, lo mismo que haremos con cuan 
tas publicaciones quieran ocuparse de ello en adelan 
te, bien ajeno nuestro interés personal y sólo por el 
del ilustre artista. ¿No acaba el gobierno francés de 
condecorar a tres notables payasos del “Circo Medra- 
no”, de París, amigos de los escritores, por ellos 
admirados, Los Fratellini? Y conste que nuestra ini 
ciativa es muy anterior a esto, y cuando ignorábamos 
semejante hecho, único en los anales modernos de la 
kidii del circo. • 
AL PUBLICO 
\ Nuestro primer número (tiraje de 15.000—quince 
mil—ejemplares) está agotado puede decirse: sólo 
quedan contados ejemplares, para coleccionistas, a pre 
cio doble. Aceptamos subscripciones,—pago adelanta 
do, por año solamente,—desde el primer número. 
Subscripción anual adelantada: $ 2.50 compren 
dido el franqueo. Página de avisos: 200 pesos por 
número. Fragmentos: proporcional mente. Dirección y 
Administración, Bustamante 27. 
Oliverio 
Busto de Oliverio (lirondo, por Mateo Hernández 
El cretinismo de las revistas anquilosadas y los ma 
gazines cursis, la estupidez de los grandes rotativos 
y su hipocresía,—con un antifaz en el trasero, como 
en la estampa de Felicien Rops,—- no ha querido hasta 
hoy comentar ni emitir un juicio sobre los “Veinte 
poemas para ser leídos en el tranvía”, de Oliverio Gi- 
rondo. Individuos de letras de otros países, ajenos a 
nuestro espíritu y nuestra sensibilidad, son los únicos 
que nos han dado su impresión sobre esta obra ori- 
ginalísima y vigorosa, que entra por la puerta más 
ancha en la literatura argentina. Los de casa, ex 
cepto Vicente Martínez Cuitiño, con su ensayo brillan 
te, mantienen inédita y misteriosa la expresión de «u 
significado. 
La actual juventud no obstante, hace justicia al 
nuevo escritor que suscita en ella un eco profunda 
mente simpático, al nuevo escritor que la interpreta, 
y da forma a los movimientos de su presente inquie 
tud. 
Es que hay en la obra de Oliverio Girondo,—arro 
jada desdeñosamente, y su título irónico lo indica, no 
para ser leída en los gabinetes, sino en los plebeyos 
tranvías,—un recio y renovador soplo de modernidad. 
Y para mejor, para satisfacción del gusto por el arte, 
su obra no es un ensayo ni un tanteo; son ya subs 
tanciosas realizaciones, piezas definitivas, casi todos 
sus “Veinte Poemas”, en el menos significativo de los 
cuales descúbrese una nota de originalidad sorpren 
dente, la belleza de un detalle, un hallazgo que ca 
lifican honrosamente al autor. 
Color, color, color, firme, nítido;—alto-relieve en la 
prosa. Grafieismo, plasticidad, revelan a Girondo emi 
nentemente pictórico; casi siempre objetivo, pero ¡con 
cuánta hondura y penetración en sus observaciones!, 
y, cuando subjetivo, lleno de íntima sugestión. Y ello 
está denunciando un vehemente instinto y un ardoroso 
anhelo de verdad pura, el ahinco incesante por rendir 
la sensación de mayor realidad en la naturaleza que 
refleja y crea de nuevo en su obra al punto de emo 
cionar en el mismo grado y sentido que la propia 
realidad, lo cual afirma, al par, de manera constante, 
una extraordinaria sinceridad, la que le es caracterís 
tica, también, personalmente, en la vida. 
Se percibe además en la obra una sonoridad, un tim 
bre de cosa netamente argentina, que hasta hoy no 
reflejó la literatura nacional: algo de franqueza gau 
cha mezclada con rudeza y desplante indígena, en el 
estrépito de algunos, pasajes, al arrojar palabras como 
boleadoras, al pintar, con una guapeza toda argentina, 
nativa, ancestral,—-y que nada tiene que ver con lo 
hecho hasta el día,—sus paisajes, sus cuadros y sus 
gentes de todo el mundo. Audacia que se funde con 
su aristocracia originaria, para convertirse en elegan 
cia y en belleza de ley, regida por su irónico excep- 
ticismo. Y, por fin, una gallarda insolencia, exclusiva 
Girondo 
de quien se sabe con sólidos compañones que animan 
a decirlo todo. Y este poeta y pintor se desdoblan 
en el humorista, alegre rabelaisiano, Rostchild de la 
metáfora, que enriquece la literatura de habla españo 
la con multitud de figuras inéditas, a estos años, en 
virtud de dos pupilas Roentgen y una sensibilidad 
“hors concours”, y, al cual, el escritor Ramón Gómez 
de la Serna, en quien los críticos peninsulares ven el 
único término de comparación de Girondo, reconoce, 
sorprendido, no un discípulo, sino un maestro. 
Por tales méritos inauguramos con algunos de sus 
“Veinte poemas” nuestra “Selección de lecturas”, 
aquilatadas con la siguiente carta a “La Púa”, socie 
dad sin normas de expansión fraternal, donde Gi 
rondo expone sus razones para consagrarse a las le 
tras. Esta carta debió aparecer el año anterior como 
aviso en un diario y no lo fue por equivocada in 
terpretación de su designio. Es una nota interesan 
tísima y una primicia de valor que nos honra ofrecer 
a nuestros lectores: 
Carta abierta, a “La Púa" 
Qué quieren Vds.... A veces los nervios se destem 
plan... Se pierde el coraje de continuar sin hacer 
nada... ¡Cansancio de nunca estar cansado! Y se en 
cuentran ritmos al bajar la escalera, poemas tirados 
en medio de la calle, poemas clue uno recoge como 
quien junta puchos en la vereda. 
Lo que sucede entonces es siniestro. El pasatiem 
po se transforma en oficio. Sentimos pudoreé de pre 
ñez. Nos ruborizamos si alguien nos mira la cabeza. 
Y lo que es más terrible aún, sin que nos demos cuen 
ta, el oficio termina por interesarnos y es inútil que 
nos digamos: “¡No! Yo no renunciaré a nada. Yo 
no quiero tener una actitud, porque todas las actitu 
des son estúpidas, hasta aquella de no tener ninguna”. 
Irremediablemente terminamos por escribir: “VEIN 
TE POEMAS PARA SER LEIDOS EN EL TRAN 
VIA 
¿ Voluptuosidad de humillarnos ante nuestros pro 
pios ojos? ¿Encariñamiento por lo que desprecia 
mos? No lo sé. 
El hecho es que en lugar de decidir su cremación, 
condescendemos en enterrar el manuscrito en uno de 
los cajones de nuestro escritorio, y un buen día, cuan 
do menos podíamos proveerlo, comienzan a salir las 
interrogantes por el ojo de la cerradura. 
i Un éxito eventual sería capaz de convencernos de 
nuestra mediocridad! ¿Todos no tenemos una dosis 
suficiente de estupidez como para ser admirados? 
Hasta que uno responde a la insinuación de algún 
amigo : 
¿Para qué publicar ? Vds. no lo necesitan para es 
timarme y los demás... Pero ese amigo resulta ser 
un amigo apocalíptico e inexorable que nos replica: 
“Porque es necesario declararle, como tú lo has decla 
rado, la guerra a la. levita, que nuestro país lleva a 
todas partes; a la levita con que se escribe en Es 
paña, cuando no se escribe de golilla, de sotana o en 
mangas de camisa. Porque es imprescindible tener 
fe como tú tienes fe, en nuestra fonética, desde que 
hemos sido nosotros, los americanos, los que hemos 
oxigenado el castellano, haciéndolo un idioma respira- 
ble, un idioma que puede usarse cotidianamente y es 
cribirse de “americana”, con la “americana” nuestra 
de todos los días.” F yo me ruborizó un poco al pen 
sar que acaso tenga fe en nuestra fonética y que 
nuestra fonética, acaso sea tan mal educada como 
para desear tener siempre razón. Y me quedo pensan 
do en nuestra patria, que tiene la imparcialidad de 
un cuarto de hotel y me ruborizo un poco al cons 
tatar mi incapacidad de apegarme a un cuarto de 
hotel. 
¿Publicar?... ¿Publicar cuando hasta los mejores, 
publican ciento siete por ciento veces más de lo que^ 
debieran publicar? 
“¡No! Yo no tengo, ni deseo, tener sangre de es 
tatua. Yo no pretendo sufrir la humillación de los 
gorriones. Yo no aspiro a. que me babeen la tumba 
de lugares comunes. 
Lo cotidiano es una manifestación admirable y mo 
desta de lo absurdo. ¡Unica posibilidad de aventura! . 
Y lo realmente interesante es el mecanismo de sentir 
y de pensar. ¡Prueba de existencia!
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.