- LA FLOR DE LOS AMORES
Pepito sentóse sudoroso y sofocado, y y, casi sin Sedes
hablar, dijo: ]
- —Ya se ha celebrado el desafío de Polo y el novio , de
la Quirós; me lo han dicho en el casino; no se habla
de otra cosa. Tuvo lugar esta mañana a las cinco, en el
; jardín de una quinta situada a orillas del mar. Las condi- .
ciones ya las sabéis, pues anoche eran conocidás de todo
el mundo: a pistola, un solo disparo, y sin avanzar. Unas
condiciones que no tenían nada de rigurosas.
— ¿Y el resultado?— interrogó doña Concha, impaciente.
—Pues el resultado, el que menos podía esperarse: una
| desgracia, una catástrofe. En ello está lo sensacional de la
noticia. Polo, Polito, el vencedor en tantos duelos, se halla
herido, gravemente herido. |
—¿Es posible?
- —Tan gravemente herido, que los médicos temen que
no llegue a mañana.
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— ¡Lástima de chico!
—Sí que es una lástima. Si se tratase del: otro... ¡Pero
Polo! ¡Un muchacho tan simpático, tan distinguido!...
-—.Lo mismo sería sensible si el herido fuera su adver-
sario, que lo es siéndolo él, —intervino rro 2 pro-
testando de tan injustas distinciones. V
—Todos aseguran que fué obra de la casualidad; o
prosiguió Pepe.—Ese provinciano tira muy mal, y en
cambio Angel tira muy bien; pero cuando está de Dios
una COSA... Salieron los dos tiros al mismo tiempo, sin
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