872 LAS CATACUMBAS
Felipe habia llegado por fin á la entrada principal de las cante-
ras, situada en el foso de los leones, y cerca de la barrera de Saint-
Jacques, despues de haber atravesado una infinidad de subterráneos
á cual mas estrechos y tortuosos.
Por este mismo sitio penetraban en otro tiempo los carros y Ca-
- ballerías destinados á tr asportar la piedra, desde las canteras á las
respectivas obras que se hicieron en París algunos años despues de
su fundacion. |
Actualmente y sin embargo de haber trascurrido muchos siglos,
se distinguen perfectamente los grandes surcos que imprimieron en-
tonces los pesados Carros.
En el momento á que nos referimos, ico el hilo de nues-
tra historia, Felipe comenzaba á impacientarse, con tanta mayor
razon, cuanto que hacia mas de una hora que andaba errante por
aquellas vastas galerías, sin saber adonde dirigir sus pasos, ni ati-
nar con el punto en que deberian hallarse Salvieu y sus agentes.
-— Recordando entonces, Felipe, que, segun le habia manifestado
Hartmann, era preciso atravesar las galerías de Montsourís, para lle-
gar á los subterráneos que se estendian ilimitadamente hácia el cen-
tro de la ciudad, creyó y con razon que aun tenia mucho que andar
antes de reunirse con los agentes de policía. :
Sin embargo, le asaltó la duda de que por a algun accidente ines-
perado podian estos no estar en su sitio, y entonces él habria atra-
vesado sin cálculo el vasto subterráneo que comunicaba con la
Tombe-Issoire.
Pero esta misma ansiedad no duró mucho tiempo.
Al dar la vuelta á una galería, divisó luces lejanas, pidió auxi-
lio , y al cabo de algunos segundos tuvo el guslo de ver á su amigo
que venia acompañado de otros dos hombres. |
Habiendo sabido el abate por conducto de los agentes que no ha-