LA CIEGA DEL MANZANARES. 1141
entonces, que aquellas crestas de granito estaban
coronadas de reductos artillados.
No esperaba Espartero que Prim saliese de sus
posiciones, como así sucedió; mas la pequeña co-
lumna del comandante Rivera, en las inmediacio-
nes de Esparraguera tuvo que sostener un largo
combate con los somatenes de Arenys de Mar y
San Celoni, combate en el que los sublevados
abandonaron el campo sin más ventaja que cau-
sar algunas pérdidas á las tropas del Regente.
Espartero y Zurbano se aproximaron á Barcelo-
na, sin más dificultad que la que trató de oponer-
les en Olesa de Monserrat una pequeña partida.
Intimados los barceloneses á deponer las armas,
contestaron negativamente. !
Espartero, antes de proseguir sus operaciones,
quiso conferenciar con ellos, pues, por su desgra-
cia, íbase convenciendo que tenía pocos partida-
rios, y que le amenazaba un nuevo peligro.
El buque de guerra /sabel 17 había salido para
Port-Vendres en busca de Narváez.
Rivera, seguido solamente de cuatro ordenan-
zas, se acercó á los muros de la plaza para parla-
mentar con sus defensores; pero recibió de éstos la.
respuesta de que se retirase, que no transigirían |
con el Regente. e |
Entonces Espartero dió orden de que comenzase ;
el bombardeo, que fué iniciado por el castillo de