Full text: Tomo 2 (002)

LA CIEGA DEL MANZANARES. 33% 
quidación. Tiene usted tomado por anticipo ciento 
noventa reales, ¿no es eso? | 
—yJustamente. 
—Estamos á veinticuatro; de suerte que veinti- 
cuatro por ocho, son ciento noventa y dos reales; 
Se le adeudan dos reales que voy á darle... 
—Gracias, caballero; se los regalo á usted. 
—¡Eso es un insulto! —gritó el comerciante. 
- —=Nada de eso—repuso con terrible calma Lo- 
'Tenzo,—es el aguinaldo que le doy. 
—i¡Salga usted de mi casa, mi...! 
No pudo terminar la frase. Lorenzo se arrojó so- 
bre él, y asiéndole por la garganta, gritó: 
+ ——¡Calla, miserable; calla, bandido, si no quieres 
- Morir estrangulado! 
Luego soltó su presa, y loco de desesperación y 
As ira salió á la calle, mientras su principal per- 
Manecía tumbado en su sillón, tal y como el joven 
lo dejara, y sin darse cuenta siquiera de lo suce- 
dido. | | 
Largo tiempo anduvo Lorenzo por las calles de 
Madrid como un demente, sin reflexionar siquiera 
-€n su situación. Andaba, andaba, sin reparar en 
Dada, con la mirada incierta, gesticulanado y ha- 
blando á solas. eS ] 
-—¡Es un loco! —decían algunos. 
--—¡Qué borrachera! —exclamaban otros. 
Pero Lorenzo nada oía, y seguía su camino lleno 
i de desesperación y de angustia. rel 
Empezaba á anochecer: el frío comenzó d Ser ex- 
TOMO II. o E A 
 
	        
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