692 EL- TRIBUNAL
ciaré los votos qu me separarian para siempre del
mundo.
—Y no los habeis pronunciado.
—Pero voS... :
—05 he aconsejado y nada más, porque creo de
buena fé que para vos, lo mismo que para todas las
mujeres, es una dicha ser esposa del Señor.
—Pues bien, yo os repito que mi resolucion es
irrevocable, y. que por consiguiente...
—Con mucha seguridad hablais de lo porvenir.
¿0s atreveriais á jurar que mañana ponete lo
mismo?
—Señora...
—¿Otro dia, si es que quereis, hablaremos de
este asunto con más calma, y os convenceré de que
deseo vuestra felicidad y os la daría si pudiera á
costa de un gran sacrificio: esta noche he venido
solamente para advertiros que vuestro padre está
ya restablecido de su enfermedad y se dispone á
- emprender un largo viaje.
—Ñ¡Ah!
—Pero antes de irse ha querido otorgaros la
merced de veros, por si sucumbe enmedio de los
peligros que van á rodearle.
- —Decis que mi padre se va...
—A Flandes, donde sabeis que los católicos y
leales vasallos de nuestro monarca, á quien Dios
conserve, sostienen una lucha sangrienta y espan-