Ó LOS TITANES DEL MAR : EN
Felizmente, en aquel momento empezaron á llegar á
las murallas los piratas de Cesar.
Más bien falto de fuerzas por efecto del cansacio, que.
por la gravedad de sus heridas, estaba á punto de sucum
bir Bernardo, cuando dos disparos de las pistolas de Cesar de
le libraron de dos enemigos.
La lucha entonces adquirió caracteres terribles.
Los piratas luchaban sin dar cuartel, y los soldados,
comprendiendo que no podían esperar gracia de sus ene-
migos, caían muertos, pero llevándose consigo la vida de. -
alguno de sus adversarios. | y |
Así llegó el amanecer. |
Cesar comprendió que era necesario concluir para dar
la señal convenida con sus amigos. ! e
| El gobernador del fuerte trataba de aproximarse á las
raterías para disparar dd be cañenazo que diese aviso o
la plaza. ha
“Pero Bernardo lo comprdneió así, y aun ¿uando REP E
do, hizo'un esfuerzo poderoso y de un salto cayó sobre el
gobernador, á quien alcanzó de un hachazo en el hombro e
ue le hizo caer al suelo. | a
Esta falta, obligó á los soldados á rendirse.
Todos sus oficiales estaban muertos ó heridos; de ¿Jill
7 habían sucumbido más de la mitad y Cesar les. ofreció la
vida si se entregaban.
| Recogidas las armas, fueron eonbasidos: los. prisiones
ros á uno de los cuarteles, donde quedaron encerrados
bajo la vigilancia de un destacamento de los piratas.
- Entonces Cesar disparó el cohete que debía servir qe
di aviso al resto de la escuadra. —
- Arrastró los cañones cambiando y ración: Ha la
plaza y esperó los sucesos, dedicando entonces sus esfuer (
eos á curar los heridos y recoger los muertos.
En esta operación le sorprendió el día, al mismo tiem.
- po que llegaba á sus s oídos e rumor de combate : soste PP
sa la gi . E E :S