Full text: Una expedición de Montbars (026)

LA BANDERA ROJA 
¿Qué fué lo que hizo en el espacio de diez días que tar: 
dó en regresar á Puerto Margot? Adi 
Nadie lo supo. Reapareció dueño de un navío inglés de 
cuarenta cañones, y de los doce tripulantes que había 
llevado en la carraca con que salió de allí mismo, sólo 
tenía dos. | | 
Los demás habian quedado en el mar. | 
| El también tenía dos heridas mal curadas; pero lleva- 
- ba prisioneros y encerrados en la bodega del navío ochen- 
ta soldados ingleses y diez oficiales. A y 
Los demás se habían quedado, como sus diez marine- 
ros, en el mar. | pa e A 
Entregó los prisioneros á Montbars, y desde aquel mo- 
mento su barco, á quien tituló Sin Miedo, quedó formando 
parte de la escuadra de Montbars. '_. eta Rd | 
Completó su tripulación, y tanto Martín como todos 
los Hermanos de la costa felicitaron al valiente joven. 
Sin embargo, uno de aquellos capitanes no vió con 
buenos ojos la rapidez con que Florencio había ascendido. 
| Augusto, el Marsellés, como le llamaban, había querido 
llevarse como segundo á Florencio cuando éste abandonó 
el barco de Martín; pero el joven manifestó sin ambajes 
que de cualquier otro lo sería si se decidía á navegar, 
como segundo, menos de él. | a A a. 
- Efectivamente, el Marsellés no tenía simpatía alguna — 
entre sus compañeros, de ad ROO 
Brusco, brutal, borracho y jugador: poseía aquel mise- 
rable todos los vicios. | | ED e 
La única condición que tenía, y era por la que Mont:- 
bars le conservaba á su lado, era el valor. Ml o 
Tan pródigo de su sangre como de la de:los hombres 
- que llevaba consigo, había realizado verdaderas heroici- 
“dades. Es verdad que las había manchado con la ferocidad 
- con que se vengaba en los vencidos, pero había realizado 
lo que otros con más elementos tal vez, no hubiesen con- 
O IS o oSN ed A 
| “Taimado, vengativo, astuto, supo ocultar su enojo por 
la negativa de Florencio, esperando una ocasión para 
- satisfacer su pa AS Et A ÓN 
- Y cuando salió de Puerto Margot en aquella galera y 
con aquella tripulación, sus sarcasmos y sus criticas fue- 
- ron mordaces. 
 
	        
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