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ÓFLOS TITANES DEL MAR . se
había aborrecido y por la cual, también el compañero de
Cesar, llegó á sentirse impresionado. | :
Pero fiel á Carmen, habría respetado su palabra y la
habría cumplido, si la hija de Vargas hubiese vivido.
La muerte de ésta, de la cual ya no podía tener duda
desde el momento que la misma María, hija del virrey,
lo decía en su carta, el joven había tenido una explica-
ción con Juana y. quedó resuelto. que' cuando hubiesen
terminado la expedición á Panamá, y hubieran castigido
cual pretendían al virrey, se verificaría su unión. :
*
Pronto se esparcio por la colonía de Arica la noticia
de que había sido portador el capitán Orthez, y como era
- público que no habían podido saber nada en tanto tiem-
po, á pesar de las diligencias que hicieron, referente al -
paradero de las amadas de los, tres jefes, todo fueron
- enhorabuenas.- A o
- Más pará Cesar, como decía, no era aquello si no un
- motivo más de dolor. E E
¿De qué le servía saber donde estaba la mujer que
“amaba, si sabía que no había de ser suya jamás?
E Cuando de ella se había enamorado, ignoraba
era y cuando lo supo, ya era tarde para arrancar
- pecho amor que tuvo tiempo para echar hondas raíc:
_ —El pobre Cesar, —decía muchas veces Gurrea ha-
será feliz. Real-
erable que oca:
mente está obligado á nuerte al rabl E
- sionó la de su padre y mancilló el honor de su hermana,
ero si cumple con ese deber, ¿có 1 de darle su man
la hija á cuyo padre acaba de d rte?
Que perdon de olvidar; la
- sea feliz, respondía uno de los capitanes.
—¡Rayos y centellas!—gritaba Arrigui.
- Flores, si hubiesen muerto traidoramen
- deshonrado á tu hermana dejándola |