¡AS LA BANDER» ROJA
Una sola puerta facilitaba la entrada, compredién-
dose que se habían tapiado recientmente otras dos qu
se veían en uno de los costados. E :
Del techo pendían dos lámparas que daban luz á la
estancia, pues dos Ó tres ventanas que había en el otro
lienzo de pared estaban tapiadas también. mb
Una vez allí, quitaron á Leonor el pañuelo que le
había servido de mordaza, la desataron y el que, como
hemos dicho, parecía mandar allí, dijo: |
-—Podéis estar tranquila, señora, que no se os hará
daño alguno. Lo hecho con vos, obedece á una medida de
precaueión. Otras señoras, vendrán también á haceros
compañía. OE e 4 e |
—¿Pero queréis decirme, —repuso Leonor con acento
conmovido, —quién ha ordenado este atentado de que soy
víctima, y con qué objeto ha tenido efecto? pd
- —Siento no poder contestaros. Obedezco órdenes supe
riores y no puedo hacer más que aseguraros que vuestra
existencia no corre peligro alguno; que no careceréis de
nada de cuanto os, sea necesario, lo mismo vos que las
- demás señoras que regularmente vendrán á haceros com-
_pañía, pero no. pretendáis escaparos, porque hay cien
- hombres en estas 'ruínas pera impedirlo y muchos más
- distribuidos por la montaña. Ya volveré para que me
- digáis :o que nevesitáis. Ae
- Y el oficial saludó á la dama y salió del aposento,
cerrando tras de sí la puerta, que por el exterior quedaba
“asegúrada o00n Hudrte perroja. a
* La Virgen Blanca no podía explicarse la razón de
aquel secuestro, ni por quien se había llevado á cabo.
Lo que aquel oficial la habían bicho. acababa de con-
-—fundirla. ¿Oué señoras serían las que debían ir á hacerle
Hubo un momento en que se lo ocurrió la idea. de pi
aquello habria sido obra del virrey.
Pero la despachó en seguida. Li
- ¿Acaso sabía el virrey la clase de víneulos que la
ORIADOON COB rs ao
Si entre la misma colonia, la mayoría lo ignoroba,
“¿cómo habría podido enberlo el virrey?
"Y no siendo éste, ¿quién podía tener interés en ale: