46 | : A. Conan-Doyle,—LA BANDERA VERDE
.
- primer lugar, la de las aventuras, y además
_la de vencer los obstáculos. La aventura
consistirá en buscar el camino en esta
catacumba; el obstáculo será, por una par-
te la PESAN y por otra las dos mil re-
vueltas peligrosas que hacen algo difícil
encontrar el camino. Pero no se dé usted
prisa, que tiene usted tiempo, y cuando
quiera usted descansar, me alegraré de sa-
,ber que piensa en miss Mary Saunderson,
y que está usted dilucidando si obró leal-
mente con ella.
—¿ Qué dice usted, demonio?—rugió Ken-
nedy, describiendo círculos 4 su alrede--
dor y luchando con la obscuridad.
—¡ Adiósl—dijo una voz burlona, á cier-'
ta aa ya—; recordando cuanto usted
me ha dicho, me parece que obró usted
cobardemente con aquella joven. Pero una
- cosa que usted no sabe, y que yo puedo co-
«municarle, es que la señorita Saunderson
era efectivamente novia de un pobre hom-
bre, de un sabio desprovisto de toda ele-
gancia... que se llamaba... Julio Burger.
Se oyó un leve ruido como si diera un
pie contra una piedra, y el pesado silencio: e
- volvió á caer sobre la antigua capilla de
« los primeros cristianos. Aquel silencio abru-
- mador y lleno de angustia envolvió 4 Ken-
-nedy, como Cubre el de a al hombre que
se ahoga.
Unos dos meses pla: apareció el si-
guiente suelto. en ue e. euro-
peos:
sa necrópolis, que encierra tesoros inesti
bles de los primeros años del cristianismo
se ha debido 4 la energía y perseverancia
del doctor Julio Burger, joven sabio ale
mán, que será una autoridad en cuanto
concierne á las antigiiedades romanas. Aun
que sea el primero que ha podido publica
una Memoria sobre este descubrimiento,
parece que precedió al doctor Burger utro
investigador menos aforturado.
»Desde hace algunos meses había desapa
recido el señor Kennedy (arqueólogo muy
conocido) de su habitación, situada en €
Corso; se suponía que su desaparición obe
decía á un escándalo de orden privado quí
le había obligado á marcharse de Roma.
En realidad, parece que fué una nuev
víctima de la pasión por la arqueología.
Su cadáver ha sido encontrado en el mis
_mo centro de la nueva catacumba, y '
examen de sus pies y su calzado ha d
mostrado hasta la evidencia que ha debid:
de andar días y días por aquellas galerías
subterráneas y tortuosas, que hacen esas
necrópolis tan peligrosas para los que hos
atreven á explorarlas.
El desgraciado joven, con una temerl
dad, 6 con una imprevisión inexplicabl
penetró en aquel laberinto sin haber teni
do la precaución de llevar velas ni ce:
- Mas. Su muerte ha sido, pues, el result
do de su propia imprudencia.
»Lo que da 4 tan triste fin más dl
] carácter es la circunstancia de que el doc:
«Acaba de ARcaaE en “Roma uno de los
descubrimientos más interesantes. de estos
áltimos años. Se trata de una nueva cata-
—cumba. que se encuentra á poca distancia
de la muy conocida que se llama de San
Da Calizto. El descubrimiento de esta inmen-
tor Julio Burger era íntimo amigo del :
bio inglés, y la alegría por el extraordi Y
rio descubrimiento que se le debe, no ha
“podido consolarle de la terrible muerte de
su colega, el cual pues llamarse tambiél
su colaborador.»