Full text: Amor y patria, ó, La virgen cubana

Ó LA VIRGEN CUBANA 45 
  
—¡Oh! ¡Desdichado de mi!--dijo.—¡Las doce! Mi bata- 
llón se ha embarcado ya, y yo estoy deshonrado. 
Y se lanzó fuera de la estancia. 
—Yo voy contigo—exclamó Carmen siguiéndole. 
Y bajaron á la calle. 
El coche esperaba todavía, obedeciendo sin duda el 
«cochero, órdenes anteriores. 
—¡A escape al embarcadero !—gritó Carlos con voz 
desesperada. ! 
Cuando llegaron al puerto, el enla que condu- 
cía las fuerzas expedicionarias,' se preparaba para zarpar, 
-—¿Quiere usted bote, mi capitán?—dijo un marino. 
—¿Podremos alcanzar el vapor?—preguntó Carlos. 
—Si, señor. 
—No, no le alcanzarás—dijo Carmen, que creía conse- 
guido su objeto.—Cuanto hice, fué para vengarme de ti. 
Ahora, serás juzgado por un consejo de guerra. 
—¡Oh! maldita seas! —exclamó el capitán compren- 
diéndolo todo. | 
En este momento, Mari Emilia, que acompañada de 
Dudley había ido á presenciar el embarque de las tropas y 
que no pudo dominar su extrañeza al ver que no iba Carlos 
en su batallón, se aproximó lentamente al grupo formado 
por Carmen y el capitán. 
Guillermo, al verle bajar del coche acompañado por 
Carmen, la dijo: 
 
	        
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