Full text: El camino del bien ó La senda del dolor

  
ÉL CAMINO DEL BIEN 11 
  
—;¡Pues la hago ahora! ] 
—Y ahora le contesto... Vengo en nombre de Magda- 
lena Morales, á proponerle á usted, que le devuelva la 
- cuantiosa dote que lesrobó. 
—¿Eh?—exclamó don Antonio con tanta extrañeza 
como ira. | 
—Ya ve usted, —adujo irónicamente el desconocido,— 
que soy galante... Pude decir que venía á exigirle esa 
devolución justísima, y dije proponerle. 
—¿Se está usted burlando? 
—Estoy hablando muy en serio. 
—Magdalena no puede exigir... 
—Perfectamente; pero puedo exigirlo yo. 
- —¿Usted?—exclamó con rabiosa entonación de burla el 
señor Vega. 
—No se burle usted, señor mío, que á veces quien 
primero ríe, es quien primero llora. 
—¿Quién es usted para exigirme nada? 
—Pues soy... soy César Mariolena, el hijo de Claudio 
Mariolena, su antiguo socio de usted; el bijo de aquel des- 
dichado á quien usted robó... ¡robó!... ésta es la palabra, 
produciendo la ruina de él y la de su familia y empuján- 
dole con el disgusto á la muerte... Ya ve usted, pues, si 
César Mariolena puede exigirle. á usted una cosa tan 
sencilla, como es la devolución de los bienes de Magdalena 
Morales. | : 
Don Antonio Vega, había caido desplomado sobre su 
asiento, al escuchar las acusaciones del apuesto joven, 
cuya mirada de fuego le confundía, le anonadaba. 
 
	        
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