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repugnancia me decidi a ello, pues siempre he
creido que, tratándose de impresiones de viaje, |
materia de suyo lan personalisima, hay hasta
cierto punto una profanación en ofrecer d la cu-
riosidad indiferente de los estraños, recuerdos
que son á veces sagrados para el viajero. Hoy, h
ya publicadas, esas páginas no me pertenecen y
me resuelvo á reunirlas en volúmen, accediendo |
á las razones á que antes aludi.
Creo si deber esplicar la indole de estas cor-
respondencias: encierran tan solo lo que me pa-
reció, verdadera ó equivocadamente, más intere-
sante, sin cuidarme de hacer descripciones meló-
dicas mi completas, generales ó parciales.
Lo que ordinariamente atrae la curiosidad de
la mayoría de los viajeros, como ser los museos,
palacios, etc., ha sido minuciosamente estudiado
en obras especiales, á las que el curioso puede
recurrir con mavor provecho que si yo hubiera
intentado rehacer dicha tarea. He querido evitar
en esto la repeticion de Sísifo. Las notas de 1
viaje reunidas en cada uno de estos capitulos se