Las tres de la madrugada. : y
El aspecto de las áridas montañas era realmente fantástico.
La luna del viejo diciembre, extendía desde su colosal altura, su
Plateada luz sobre la nieve, aumentando su diáfana blancura. ;
El frío era intensísimo y el tránsito de todo punto imposible, para
“tros hombres que no hubieran sido los valientes guerrilleros. o
- Pero lo que ninguno de éstos se explicaba, era que pudiera seguirles
Aquel delicado joven, que marchaba al lado de Navarro, de aspecto mas
“len femenino.
- Ricardo no se había engañado.
Pero ante la imposibilidad de la marcha sobre la nieve, regresaban á su
“iMpamento, cuando fueron descubiertos por los centinelas guerrilleros,
98 cuales al darles el alto, huyeron despavoridos. disparando á ciegas
Sus fusiles, Ne |
Extraviados en la dirección que tomaron y en la dificultad de su
una 1
"era, arrastrándose unos y rodando otros con las avalanchas de nieve.
Ue se desprendían, fueron alcanzados por la pequeña partida de Na-
Varro E y 0 o
Este se adelantó, gritando con voz terrible:
: —¡Tirad, amigos míos! : : pe :
Como de costumbre tiraron solo algunos guerrilleros, pero instantá-
amente surgieron un crecido número de franceses para proteger á los
Uyos y Oponerse al ataque. , ;
icardo Navarro ordenó el avance en la táctica de guerrilla.
Algunos soldados de Suchet, habían intentado explorar el monte,
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