CAPITULO XLIV
LA PUERTA CERRADA
nando Juana Leopardi salió del palacio real S e
rigió a hacer algunas provisiones de boca Gt A
várselas a Arturo.
Quería estar prevenida para el caso de que se nen obli
gado a permanecer allí varios días.
Pero pensó que también debía llevarle algún abrigo qe
defenderse del frío. de
¿Dónde encontr arlo a aquellas horas y en una noche
revuelta? de
Se le ocurrió ir a pedírselo a la o No dejaría
tener algún abrigo de los criados, un par de mantas, cua
quier cosa de
Pero quiso su buena estela que a poca distancia
palacio viese abierta la tiendecita de un sastre.
Entró en ella sin vacilar y pidió alguna prenda de mí"
cho abrigo.
—Señorita, aquí no vendemos ropas. Trabajamos pal
contratista que vende pudes para el ejército. -