LOS ANGELES DEL ARROYO
—Tú serás el tonto.
—¡Vamosl... Tú no sabes lo que es una mujer cuando
se la pone en el moño hacer algo que no quiera el marido.
—Por eso dicen que «si tu mujer te pide que te tires
por un tajo, pidele a Dios que sea bajo».
— Asi es.
—Pero contra eso hay un remedio, hombre.
— ¿Cuál?
-—Tirarla a ella primero y después caer y aplastarla.
-—|Si yo pudiera!
-—Acuérdate de que eres hombre y haz lo que te he di-
cho. Un viaje, la casa se disuelve y, cuando vuelvas, tabla
rasa.
—¿Y luego Camila...?
— ¿Qué?
—El escándalo.
—Uno solo, La tiras por el balcón y dices que ella se
ha tirado.
—Eso es fácil decirlo.
-—Más fácil es hacerlo,
-—Veremos si me resuelvo.
—Resuélvete; si no, llegará día que sean ellos los que
te echen de tu propia casa.
—Es posible, sí, es posible.
— ¿Y así te parece?
-—Espantoso. ¡Qué ha de parecerme!
-—Pues si no haces lo que te digo... tocarás ese resulta-
do. Acuérdate de que todo lo que dijo tu madre ha sal. do.
-—¡Es verdad!
-—Pues lo mismo sucederá con lo que yo te digo.