| Capítulo primero ( Berlin )
[ E Y ¡INFANCIA TRI STE Uéltecher AS
ls lo que pretendes de mí es absurdo, hu-
otra mujer que pueda quererla.
—Vamos, Jesusa, esposa mía, .no
tengas mal corazón; apiádate de esta
pobre niña. ; par
—¿Se apiáda, acaso, su madre?
--Su madre es una santa, una már--
roer
la conoc ses el dí
e hay en su vida, las razones que la obligan a: |
ato de sus entr dudarías ni un mo- .
la la
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