Full text: [Tomo] 2 (2)

  
  
  
1059 A 
¡Oh! Yo ño o puedo acusar plblicamente a * ato 
hijos. Hasta las mismas leyes me elevan: de la obliga: 
E de ayudar a la a trat tándose be pa 
8) 
SS 
p 
2 
  
agamios un co onvenio, Yo no pres sentaré mi 
le usted y sus hijos se ' hall len lejos de aquí, 
 Hugar de la tragedia que se va a desarrollar. 
eso, tengo ya mi resolución tomada, y no he 
de volverme atrás. Pes dal 
  
DS 
—¿Puede sa aberse qué resolución es esa? > 
—No, señor, y cine bos 
La adivino. > 000 10000 y 
—¿Qué adivina? E 
. Cuando un hombre de tan ña hosiradez como usted 
_ Puede hablar de estas cosas con la calma que lo hace; es 
. POrque ya consi Eder avlas cosas «de este mundo con la indi tez 
unos del. que está próximo a de sigarte de ellas. pere 
' Aunque así tuese, ¿no le parece que es el único remedio . 
que me queda?... Cuando a un hombre”le ocurren ciertas co- 
€as en la vida, no debe s oguir vivien sb plena hay entfer- 
medades que cre 
hay eii nzas que no SO tener 
eemedio, : E e o 
"Usted a mismo y su esposa, ¿no han pensado nunca, al 
ver tant 
to infortunio, en quitarse la vida? be 
10m Sil Una noche estuvimos a punto de hace Ho; pú 
supimos que nue ostra hija vivia y por-ella decidimos seguir 
Soportando las torturas de nuestra existencia... Usted se ha- 
; en el mismo caso; tiene dos hijós y debe vivir para ellos... 
asta 
AS par a impedi ir es ue lleguen a SE aber quié en fué su madre. 
cuando sean mayore | 
AS tan dilo nd evil Harto 
mePor qué? El miedo es múy grande. el tiempo borra el 
 
	        
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