Full text: [Tomo] 2 (2)

    
  
   
A E 
AS 
y, de una corte de amigos, que le seguían como esclavos. 
Sin embargo, no descuidaba nunca 'su negocio. > 
A las once de la mañana ya estaba en el teatro, anque 
se hubiese acostado a las ocho, después de una noche de 
   
Era la hora en que recibía a la gente de fuera; es decir, 
a los pretendientes y las visitas de cómicas, autores y nt- 
gociantes. Ada e : ee ) 
Aquella mañana se hallaba hablando en su despacho con 
uno de llos autores de revistas más afamados, aunque más 
dignos del ronzal y del pesebre, cuando entró el portero a 
decirle: - : : 
—Don Paco. Ahí está la vieja, esa fiadora, “acompañada 
de una niña que quita la cabeza. 
—Diles que pasen. . 
Entró Natalia acompañada de María de las Nieves. 
Don Paco, apenas echó la vista encima a la muchacha, 
guiñó un ojo, y por debajo "de la mesa dió, con el pie al ata- 
mado autor. 
Traía Ja niña el rostro del color de la grana, y de sus 
ojos brotaban las lágrimas a pesar de los eshuerzos que ha- 
cia-por contener el llanto. a ( | 
Buenos días, don Paco—dijo Natalia, con la misma za- 
amería de cuando pedía limosna. ) 
Muy buenas, señora. Haga el favor de tomar asiento. 
Dirigió una fría mirada a la niña, que la abarcó desde 
los pies a la cabeza, y añadió: 
—Supongo que será esta señorita la córista de quien mé. 
habló usted, ¿no es esto? 
—Si, señor. ES mi hija, ya se lo dije: quiere dedicarse al 
teatro, y yo, para qué se vaya haciendo a las tablas Y al 
   
público... 
  
  
 
	        
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