120b>30 On qe DARIÓ
Los críticos de música, los artistas, acudieron a telicitaf
a Dolores, mientras el público, puesto en pie, Cot ntinuaba en
su cálida ovación.
Dolores tenía lágrimas en los ojos.
Y pensaba:
— ¡Si me pudiera oír él! si él pudiese haber presenciado
esto! : S
Dolores, muy. emocionada, pidió silencio y, COn VOZ €S-. :
tiemecida por la emoción y lágrimas en los Ojos, rogó:
—Voy a repetirla con mucho gusto; pero ruego al ilustre
públ ico que me conceda un instante para a ¡Es
tan grande mi emoción! : )
El maestro Martinelli se acercó. a Dolores, le apretó las
manos con fuerza y calor, y le dijo: :
—¡Animo y quedará recuerdo de “esta noche!
Poco después Dolores atacaba, bisándolas, las notas de
“El barbero de Sevilla”, poniendo en la música toda la gra=
cia que quiso darle Ross ni. ,
Esta vez el público, electrizado, porque Dolores se ha-
bía superado a sí misma, teo a aplaudir antes de qué 3
cesara de cantar. : a ,
La ovación fué frenética, atronadora, incomparable.
El señor: López estaba encantado de que un éxito ta”
srande hubiera” a desde el primer momento aquella
velada en su cas : ,
pde e a este entusiasmo fué tibio en comp paran
- ción con lo que ocurrió al cantar Dolores “Madame Bu-.
terfly”. : : E
pis de cantar “El De de Sevilla”, cantó UN Es
“fragmento de “Carmen”, derrochando gracia popular y g ga”
chonería; luego un momento dificilísimo de * “La Traviata”
y, por último, “Madame Buterfly”.
y