SENDA DE REDENCION -
Era ya muy tarde. E E e
Una gran nevada caía sobre Aldeahonda, el feudo de .
Uquesa de los Breños, y el frío era intenso “y penetrante.
Gracias al brasero, en cuyo rescoldo el ama echaba de.
“tando en cuando una firma con la badila, en «casa del Se-
or Cura se gozaba de un ambiente caldeado, aunque un
POCO enrarecido. : : :
De pronto, el señor cura preguntó: ES
“¿Y qué vais a hacer ahora, hijos míos? Vosotros. soís.
Muy débiles para luchar contra esa gente, tan poderosa,
-TiYo tengo muchísimo miedo, señor cura!... Y más «
jue
DOT mi
BOL: mm, p
or mi niño. ¡Ahora no me lo querrán dar!... Y lo
lero; no podré vivir sin él, pobrecito mío. a
- Como he dado contigo daré con él-
- Muy convencido. e o :
- HiAy, que Dios te oiga!... Si ño me lo devuelven mi vida .
Será muy triste... ¿Sabe usted lo que haría yo, señor cura?
Qué, hija mía? as y : :
lr a ver a la duquesita... O
HjEso! Para que te echaran el guante otra vez. ¡Dices
Lada cosa! —exclamó Chiribita con acento enojado. eo
—Déjame hablar. Ir a.vér a la duquesita, echarme a sus
les y decirle: “Aquí me tiene, señora duquesita. Si me da
- ASted el niño, yo me entrego a usted. Haga de
Miera; pero no me separe del niño...”
Eso es muy peligroso, hij
exclamó Chiribita,
esmi loque.
a mía—juzgó el señor cura.
¡Por mí, ni me importa!... Lo que quiero es el niño, ¿sabe
ISted, señor cura? Es que lo quiero como si fuera mío.
E “tando le tenía, a veces, mirándole, me parecid que llevaba
Mi Sangre...
¡Santa maternid a EE
¡Pú qué
exclamó el señor cura. — : )
/as a hacer semejante disparate! —dijo. Chiri= +