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SENDA DE REDENCIÓN SS
—Es un poco violento. ¿Por qué. no vas tú?
—Yo no me muevo de aquí hast ta que éste no me diga la
verdad. - :
—Está bien.
—Sé buen chico y tráeme a tu SUegro.
—Casi suegro.
—Es verdad: casi y es
—Sólo por unos psi a Jaro Hasta luego.
—Ven pronto. E
Mientras Jacinto Robles iba en busca e Papá No: 1 in
justamente encerrado en un despacho del Juzgado, Larraña--
ga ponía en orden sus pensamientos, unificando “y clasiti-
cando los datos que había conseguido hasta 'entonces..
-. Estaba contento de la marcha del asunto.
Sobre todo, estaba satistecho de su hipótesis.
- Los hechos venían confirmando sus sospechas.
- Lo que se había querido hacer era asesinar a Jacinto
Robles para que no pudiera defender el pleito de capa Noel,
Que seguramente iba a ganar. ;
BS Lo importante ahora era conseguir que Diego Caireles
hablara con absoluta claridad.
"El revelaria la verdad. :
Larrañaga aguardaba con impaciencia que Diego reco z
-brara el conocimiento, para poder interrogarle. a
- Pero el cloroformo le fué rea con tal fuerza,
que tardaba en devolverlo, cosa que empezaba a desesperar
al juez. ada
El juez interrogó a un médico:
—¿Qué me dice del estado de este sujeto?
—Delicado, señor juez.
—¿Cuándo cree usted que estará en e Ss de ser in-
terrogado?
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