¡MALDITA?! 007
Aa.
—¡ Ricardo, ya no me amas!
—¿Que no te amo ?—repicó él con vehemencia.
—No; porque si me amases pensarías más en nues-
tro amor que en tus quiméricos temores.. ., te dispon-
drías, cono yo me dispongo, a arrostrar con ánimo re-
suelto todos los peligros... En ocasiones como la -pre-
sente, se prueba la firmeza de los efectos. :
—¿Dudas acaso del que tú me inspiras ?—excla-
mó Ricardo, estrechando una mano de la joven entre
las suyas—. ¡ No, Adela, no!... ¡Eso sí que no lo con-
siento!... ¡Te amo como siempre!... ¿Qué digo como
siempre?... ¡Te amo más que nunca !... ¡Con desvarío,
con pasión, con delirio!...
—Pues entonces...
—Pero por lo mismo que te amo tanto me horrori-
zan los obstáculos y peligros que preveo para nuestro
amor... ¿Quieres que te hable cos franqueza?
—Bien sabes que así he exigido que me hables siem-
pre—repuso la joven.
—¿No te ofenderás por lo que voy a decirte?
—En lo que tú me digas no puede haber ofensa al-
guna. sd
—Pues bien: por lo mismo que mi amor es tan
grande, tan inmenso, tan profundo, lo:contraría" todo