605
¡MALDITA!
pa
lo crea: estoy perfectamente serena, tranquila. Por eso
le he hecho esas recomendaciones. A fin de cuentas,
ya no hago falta a nadie en el mundo. Ahora iré a reu-
nirme con mi pobre marido. Bien sabe Dios que le he
sido fiel siempre y que no he querido jamás a ningún
otro hombre desde que le conocí a él.
1
Hondamente conmovida por lo que Filomena fe
corifiaba, María apenas acertó a prometerle que cum-
pliría exactamente cuanto le encomendase.
Clarita, a la que no habían dejado penetrar en la
alcoba desde que la enfermedad entrara en su periodo
agudo, se aproximó a la puerta, reclamando ver a su
“chacha Filo”. Quería verla, y lloraba al encontrar re-
sistencia para el cumplimiento de su propósito. N
La insistencia de la criatura hizo que la patrona se
percatase de lo que sucedía. Y exigió que la niña en-
trase, cosa a la queMaría se vió obligada a acceder.
Clarita abrazó y besó a su “chacha” con tal ter-
tiura, que las dos mujeres no pudieron contener las lá-
grimas. Diríase que doña Filomena adivinaba la pro-
ximidad ineludible de su fin-y que sabía que nunca vol-
vería a jugar con aquel ser inocente, en el que había
depositado todo el afecto maternal, cuyo natural em-
pleo no pudo realizarse nunca. |