¡MALDITA! 1451
bría algún tenebroso complet para robarle los precia-
dos documentos. A ,
Prorito, sin embargo, reaccionó contra semejante ep-
simismo, La viuda no era un dechado de virtud, cierta-
mente; pero tampoco había ningún motivo para supo-
nerla uña ladrona. Se
Sacó el sobre de su chaqueta, lo metió en el maletín -
envolviéndolo cuidadosamente en una toalla; y se acos-
tó, dispuesto a dormir sin preocupaciones.
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Mientras Teresa recibía a sus invitados, en el pór-
tico de la linda residencia. ' A
Llegaron juntos. Sin duda se habían puesto antes
de acuerdo para reunirse en otro lugar.
Aparte de Rosa, Clotilde, Anibal y Teógenes, ve-
nía otro individuo que, por sus rasgos, debía ser pro-
cedente de Suevia u otro país nórdico.
Tenía ojos grises de mirada mup dura y cabellos
rojizos, ásperos y crespos. :
—Bien venidos todos —saludoles la viuda, ama-
blemente. Y, al estrechar la mano del extranjero, aña-
dió, efusivamente—: Celebro volver a verle, señor
Ranson. Ya está todo dispuesto..