Caminando primero muy aprisa y después muy
despacio, a medida que se acercaba, dirigióse al dormi-
torio de sus padres. *
Al fin llegó y sde detuvo en la puerta. :
Estaba febril, con el rostro enrojecido y los. ojos-
brillantes. E ES
La ansiedad y el miedo luchaban en su alma.
——Hay que concluir —se dijo con voz opaca.
* Y cobrando nuevos ánimos, entró en la alcoba de
los ancianos, conteniendo la respiración, temblando
ante el temor de que estuviesen despiertos o de que se
despertaran.
-Acercóste al lecho.
Sus padres dormían. a ee |
La niña hallábase acostada junto a oa en el
Borde de la cama, con la cabecita reclinada en un hom-
bro de don Pabio. SS
El angelito dormía también profundamente.
Adela desdobló el mantón que llevaba en las ma-
nos, lo echó con mucho tiento sobre el cuerpo de la ni- a ) ;
fa, luego la levantó envolviéndola en él para que no
¡sintiera el cambio de temperatura, y procurando que
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