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Les angustias de Dnburs
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4 ue desde: su ángulo de vi-
«el La Atos se > hallal ba de un hu-
todo era que no acerte aba
lo que a Bo a hecho fracasar sus bien mel atados p ;
nes. ¿ Dónde a se habían metido Melanie con
su segura presa? ¿Quién había sembrado de puntas ale-
vosas la a del bosque de Boulogne?
Y finalmente, ¿de dónde infiernos salían aquellos
bidos policiacos, si estaba seguro de que no había un
: ó Y 7 DY qa EN qa 0] 2 ARA 3, 3 sl V 19)
o en centena res de metros _adre dedor del lug
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Dive versas 's Hipóto 18 - danzaban en su
licar el doble fracaso. Pero e o le satisfac
jue parecía evidente era que $e trataba
de una maquinación dirigida con Año él y su
hsaTacia por
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banda. La
casualidad no 0 odía tomarse como exphie: ción.
Si se hubiera tratado de un detalle santo > y pueno.
Más de una vez habíase estropeado Un «
una insignificaneia nl aparición inesper rada e unos
transe antes, el Jadrido de un perro,
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, la avería de un mo-
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