Full text: [Tomo] 5 (5)

  
pa PA : 
4844 LUIS DE VAL 
Toña, al oía, volvió a aproximarse, confiada. 
—Oye, hija mía—repitió Adela—: ¿Qué es lo que 
andas haciendo: tá por estos lugares? 
—Es que vivo en aquella casa—respondió la niña, se- 
ñalando el destartialado edificio donde, un buen rato 
antes había querido entrar, sin que los mozalbetes se 
lo permilieran. 
—Pero no vivirás sola ¿verdad? 
-—No. Vivo con mi abuelita 
(Oteo: recordar que me pediste limosna. 
respondió la chi- 
  
—£3, señora, De limosnas vivimos 
cuela, con amargura—. Antes salíamos mi abuela y yo; 
pero desde que está enferma, salgo sola. 
—;¡ Y de eso vivís las dos? 
—De esó, nada más. 
—Recogerás mucho, eñtonces. 
—Según,unos días bastante ... y otros nada. Hay 
días que parece que solo salen de casa las personas de 
mal corazón--- Hoy es uno de esos días. 
—¡ No te han dado ninguna limosna? 
—Ni una perra chica. Cuando volvía a casa, esos... 
—y señaló con su manecita al grupo de arrapiezos 
que, a alguna distancia, las observaban con curios!- 
dad—se empeñaron en que jugase con ellos. 
—¡ Tú no querías? 
—No; pero como sor Buy malos he tenido que pu- 
Te y “1 en A Ty 
gar, para que home pegasen. Dicen que usted...se dela. 
  
  
 
	        
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