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¡MALDITA! 5335
—¿Te refieres a Isa y Emy?—preguntó Aflela, con to-
NO de vivo reproche— ¡Mujer!
—iQué mujer ni que niño muerto! Tú sabes, per-
Tectamente que, en nuestra casa no entramos miás que
hosotras cuatro... y el aire que se cuela por toas las ren-
Gijas, Por no entrar ní el gato del segundo mete allí los
biogtes, por que sabe que no hay na que echar al buche...
Conque Emy y su hermana tién que ser las que nos ha-
Yan largao el regalito... ¡Las muy...!
Adela. se resistía a creerlo.
—No pue ser, Paloma—inisistió— Ellas serán co-
MO sean— pero de eso a prepararnos semejante infa-
Mia va un abismo. Siempre nos han tratado con mu-
Cha amabilidad.
—i¡SÍ, sí! ¡Hipocritonas que son y unas tirás con me-
NOS vergúenza que mojama dan por una perra gorda...!
Si ya ne barruntaba yo que nos harían una judiá de las
de aupa... Dende que nos metimos a Coser, están. que
Muerden hierro... ¿No Pacuerdas de las primeras noches
Cuando yo les cánté las cuarenta y les alvertí que no
Me petaba ir con ellas de bureo?
—8SÍ... parecían diseustadas... pero después se con-
lor Maron; y ya no han vuelto a dar la menor señal
de molestia.
— ¡Eres más panoli que'un abejorro! ¡Paece men-
tira Que tengas más talento que don Ramón y Cajal y
MU 2uipes lo que tiés delante de las narices! ¿Entovia
as dao cuenta. de qwellas fueron las qw'oreaniza-