Full text: [Tomo 2] (2)

. , y ya 
alma ? Aunque mirándole, ya se vé que no ha de tenel 
de eso. Ni tiene siquiera facha de persona. Tiene, cara ( 
lechuza. 
  
- El casero quiso _photestar de tales ofensas, y el jove 
“hizo callar, diciéndole : a 
—No me obligue usted e pasar de las palabras al 
obras. No lo he hecho ya, porque al fin es usted viejo; 
a tipos como usted, ni la ancianidad debe valerles. En 
puntapiés, arreglo el asunto. 
La cosa se ponía .fea. 
Angel era capaz de pegarle a aquel hombre. 
Soledad lo compredió así, % dijo asustada a su anión 
“—¡ Por Dios! 
—No temas—respondió él—. Seré prudente. No a 
ensuciarme la mano, poniéndoselas en la cara esa-- 
 nuja. 
Dirigiéndose a las dos hermanas, añadió : 
e] Ba, no hay que llorar ni que apurarse! ¡ 
dos ! 
—Sí, si—asintió Soledad. 
Alí las recibirán con los brazos bos: y no hay ná 
de que las echen a la calle. Ya lo dice el refrán : cun 
una puerta se cierra, otra se abre». ¡ Andando! 
El casero respiró satisfecho. 
Se consideraba ya libre de sus inquilinos. e 
Intentó formulér una disculpa, y Angel lo. inppidió, 
ciendo : 
: -—Calle usted, si em que tengamos la fiesta en ni 
¡Si vuelve abrir la boca, le juro que se la cierro ! 
-  lizo caso de la advertencia, y no volvió : a despegar * 
labios. eS 
ea 
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