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unos instantes de este modo.
Separándose de su amiga y sobreponiéndose a su emo-
ción, la hermanita dijo a Angel, que la contemplaba respe-
. oro y conmovido :
—_Le felicito, pues si ha: hecho venturosa a la pobre So-
_ledad, no dudo de que usted también lo es.
. —Sí lo soy —respondió él dirigiendo a su esposa una
mirada de infinita ternura. :
— Tenía grandes deseos de conocerle.
<—=Y yo de conocerla a usted. ci
— Soledad que me honró depositando en 1 sa su confian-
za, me habló de usted muchas veces. Puedo as egurarle, qui-
. zá mejor que nadie, lo mucho que le ama, porque mejor
que nadie conozco, sin duda, el fondo de su corazón.
—- También Soledad me har hablado de usted mucho, y
desde antes de tener el gusto de concerla, ya la apreciaba.
Si he acompañado hoy a mi esposa, no ha sido sólo por
la curiosidad de conocerla ni sólo por el placer de ofrecerle
mis respetos, sino también y principalmente por manifes-
tarle mi gratitud. Lo que usted con Soledad hizo, ni ella
ni yo olvidaremos nunca, y esté usted segura: dE que yo
sabré agradecerlo tanto como ella.
eo Por Dios Lt ¡Me confunde usted con tales demostra-
ciones que no creo mefecer ! !
—« ¡Es un ángel !», me había dicho mi esposa repeti-
¡das veces, y ahora. me cólvenz por mí mismo de que no
exageraba, de que tenía razón. ¡Es usted un ángel!
Ásites de que ella pudiera impedirlo, apoderóse de una
de sus manos y la besó respetuosamente.
La hermana hallábase conmovida.
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Y las dos amigas abrazáronse de nuevo, permanecio An