Full text: Tomo 2 (02)

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LA SEÑORITA MONTECRISTO | O 
el ex comisionista apareció, y toda la ban- 
da, el señor Donegal, Gedeón, Simpson y 
los cuatro policías, salieron de las ofici- 
has de la agencia Fillmose. 
IV, 
-. —¿De modo, encantadora Betsy, que os 
hacéis la cruel y no querdia decirme la 
- buenaventura ? 
-—No se dice la buena ventura á hom: 
bres, Davis. 
—Quisiera conocer mi. porvenir. ¿Seré 
Tico? ¿Seré algún día presidente de La 
-Unión?... 
Sí, Davis, llegarás á mucha altura, 
-Y Sin embargo, nadie envidiará tu suerte! 
-—No me intrigues, dulce e Dime 
Sta donde me elevaré. 
—Jamás lo has dudado tú... Te eleva- 
2S. muy alto, Ó más bien, serán los de- 
más quienes te eleven. 
— Probablemente ciudadanos que habrán 
nocido mis méritos. 
—Sí, pues está escrito que harás tu dida 
l mueca, con un collar de cáñamo alre- 
lor de tu cuello, A 
—¡Víbora! ¿Por ventura hablabas así 
tus buenos tiempos á tu amante el her- 
50 Harry, que te zurraba de lo lindo ? 
—¡Eso no te importa! 
—¡Oh, no té enfades mi dulce Heisyl. 
no se puede menos de reir entre nos: 
tos! Mira, trae hacia aquí un cubilete 
_€se excelente ron de que estás PRE 
Provista, y charlemos. 
—|Charlar! ¿De qué? 
| De lo que tú quieras! De tus anti- 
8las conquistas, de nuestro dueño, de la 
niña que guardamos bajo llave, 
Una bella gestera que aprenderá á 
pe 7 qe 4 
-—El conocimiento está hecho, pues. sin 
llegada, la pequeña gestera te hubiera 
*ttancado lindamente él moño esta maña- 
¡A tu con] Ped ¡Que nos, ADO: 
¿8 
Sus. vasos vacíos sobre la. mesa... 
e hora. es, deceo la 
ba de Las nueve. 
:y á Inglaterra, 
—¿Piensas que el vizconde vendrá aún 
est: tarde? 
—¿Cómo quieres que lo sepa? 
—Te creía en los secretos de los due- 
ños, puesto que te han enviado á París 
para realizar una tarea 
pocu limpia, : 
—Soy como tú, Betsy, se me paga este 
trabajo, sé: que el dinero no tiene olor 
y lo que queda no es de mi: competencia. 
—Pero en fin, ¿qué es lo que quiere 
acer Joe Blackbaern de la. pequeña ? 
—Casarse probablemente con ella 
—No tiene mal gusto, el viejo Joz, 
la. doncella es bonita; se parece 
cuando Harry... 
—Con la diferencia de que tú eras po- 
bre y la pequeña es inmensamente rica, 
millonaria, 
—Eso era lo que ella me decía pero 
no he querido creerla... El señor de Blai- 
so". me había asegurado que estaba loca, 
—¡Sí, loca como tú y yo, Betsy! 
—¿Cómo sabes todo eso, Davis? 
-—Porque no se trabaja nunca cinco 
años por cuenta del mismo dueño, sin co- 
nocer sus pequeños negocios. 
—¿Y crees que el señor e ninel 
casarse con ella?... , 
—¡Acaso! Aunque yo dudo que la be- 
lla lo encuentre de su gusto. | 
--¿No lo. ha visto nunca? ¿e 
—SÍ; en otros tiempos, cuando era pe- 
queña, en Africa Ó.en el Sur de América, 
no sé donde á punto 'fijo. Vamos, vieja 
curiosa, me estás dejando hablar sin dar- 
n.e: un refresco. Dámelo, A mue - 
ro de sed, Mes e 
La vieja fué á buscar del comedor la 
botella de ron y llenó los vasos.  . , 
Davis bebióse el contenido del suyo. y : 
chasqueando su lengua : A 
—| Siempre. dr salud, Betsplu: Ea 
pues 
á mí 
verdad que este ron es' "excelente; y si 
tú quisieras cederme algunas botellas... 
¡Ah! ¡Rayos del infierno! ¿Qué es esto?... 
Uno. ¡dos! ¡tres !; cuatro campanillazos! 
dos aleaides eli y colocaron ÑS 
: cs son la señal. > 
Ba el señor de Blaisois! o sol. 
--¡Que el diablo lo Meda ¡Venir id 
Ae: Sá está Mora! ts e abrir, 
 
	        
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