Full text: Tomo 3 (03)

LA SEÑORITA MONTECRISTO | ER ES 
—¿ Entonces ?... 
Lo que me pedís es imposible... 
GAR! 
-—¡No' puedo llevaros á Pretoria!... ¡Qué 
dirían los jefes!... ¡Pero me viene una 
“idea... Podemos arreglar las cosas... 
—Veamos... 
-—Os permitiré montar en el tren, pero 
do iréis hasta Pretoria... 
-—-Ya comprendo. ed 
 —El tren pasa por Middelburg á toda 
velocidad, pero algunas millas antes de lle- 
gar á Pretoria, daré orden de disminuirla 
y os aprovecháis, para saltar á la vía y 
ganar á pie el camino que os queda has- 
a la capital. 
-—Está entendido, capitán. Ya lo dije: 
Sois un hombre precavido, “y además un 
bombre de energías... 
—Hace tiempo que se me ha dicho esto; 
Señor Clipsom. 
El transporte de Jos diamantes y del pri- 
Sionero se verificó poco después conforme 1 
señor Agustín William lo había dicho. 
La escolta se puso en marcha hacia las 
Cho de la noche; las tinieblas eran densas 
el policía se aprovechó de esta circuns- 
A OS 7 
El capitán le había puesto al corriente 
episodio de la maleta examinada con 
tanto. interés por el titulado. Harry Smith. 
No se acordaba, que bajo. este EE 
vizconde se había presentado, cuando la 
Víspera, vino en compañía de los herma- 
nos Blafkbaern y ofreció al señor Agustín 
biase la quinta Saudman por. la man- 
de Bridge. 
: se ' colocado á 
El honorable Simpson sacaba en conse- 
cuencia que el vizconde podía muy. bien ha- 
ber descubierto la mecha, es decir, que se 
hubiera fijado en el objeto de las ¿meta- 
morfosis del clérigo, de mozo de la quin* 
ta y de corresponsal. 
—¡Qué idea le había dado al aDAMCOnAR 
la maleta en casa de Saudman! 
Simpson era muy práctico para perder 
el tiempo en cosas inútiles. 
Pensaba que habiendo sido desculerad 
por su Biblia, sus anteojos azules y sus 
alcites, importaba «ante todo evitar que el 
vizconde pudiera vengarse denunciando al 
falso periodista. ! ys 
No que el policía. temiera ed bacilo 
él podría á su vez contar bellas cosas so- 
bre los procedimientos del :.eñor de Blai- 
sosi, cuya situación era muy poco envidia- 
ble; pero, ante todo, quería tener la con 
fianza de aquel excelente Bolton cuyo éxi- 5 
to comenzaba á empañarse, : : 
Simpson sabía, pues, con gran contento 
que el oficial había esperado á da: noche 
Pa proceder á la marcha. 
Vestido con un fuerte: macferlán: hada 
1 sus costados en frente de 
la columna. ara ad 
Detrás de da iba E saco ed EAS 
tes sólidamente atado á la silla de un 
caballo que un dragón sujetaba por la brida, 
El mayor número de: soldados iba escol. 
tanda al pris' onero. a O 
- En estas condiciones, y gracias 4-1a obs 
ia edad había Macia r 
Este incidente y las 1 noticias dadas bene. do 
lamente por. el capitán. de lo que. había 
urrido entre él y los exploradores de |. y 
as explicaban muchas | cosas. 
 
	        
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