arena para arremeterle y pretender domenar-
le, claro es que nos falta, para juzgar, el
examen contradictorio de «quienes miran con
opuesto prisma, para así poder descubrir, en
la balanza de la discusión, de qué lado se in-
clina el rígido fiel de la verdad.
Si pues cogemos la pluma para trazar estos
renglones, no traemos en ella las doctorales
infulas del jurista ni del diplomático, para
definir ex cátedra cuestiones extremadamente
controvertibles por profunda mente humanas
y hasta pasionales. Queremos sólo decir algo
del libro, como libro, y de su autor, dejando
a un lado acusaciones y responsabilidades,
argumentos y apöstrofes, que envenenen aún
más el pesado ambiente político que respi-
ramos.
Amigos y compañeros desde la juventud,
con una de esas amistades que desafían al
tiempo y perduran en el alma comoencuadra-
das en ésta por recuerdos gratísimos y víncu-
los inolvidables, bien conocimos y apreciamos
siempre las dotes que el doctor Wiesse puso,
como contingente suyo, al servicio de su épo-
ca y su patria; dotes múltiples y extensas, sin
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