Full text: El pirata

  
  
  
   
  
  
  
- qué ganaréis con 
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land. casualmente y sin malicia, le re- 
veló el embarazo en que puso al pre- 
boste para que le contestase, pues el 
estado en que se encontraba la artille- 
ría de Kirkwall no era realmente muy 
satisfactorio, 
—Vamos, vamos, señor preboste — 
prosiguió Cleveland—, no creáis que es 
tan fácil asustarnos, pues nos consta 
que vuestros cañones serían más peli- 
grosos para las pobres gentes que los 
manejasen, que para nosotros. En 
cambio, si disparásemos una andanada 
contra la villa, correría inminente ries- 
go la vajilla de vuestras mujeres. ¡Cen- 
surar a unos marinos por algunos ras- 
gos de buen humor cuando desembar- 
can! Los pescadores de Groenlandia 
que os visitan algunas veces, ¿dejan 
_de hacer verdaderas diabluras? Los 
marineros holandeses, ¿no hacen cCa- 
-briolas en las calles de Kirkwall como 
unas marsopas en el mar agitado? Se 
- me había asegurado que sois inteligen- 
te, y estaba convencido de que vos y 
yo arreglaríamos este negocio en cinco 
minutos. 
—Pues bien—dijo el preboste—, es- 
toy dispuesto a escuchar cuanto ten- 
gáis que decirme ; ¿me queréis seguir ? 
Cleveland trasladóse con él a una es- 
tancia contigua a la en que se encon- 
traban, diciéndole al entrar : 
—Ri queréis que deje mis pistolas, 
porque quizá os infundan espanto, las 
dejaré... 
—¿Qué diablos decís? — exclamó el 
preboste—; he sido militar y no me 
atemoriza nadie ni nada. 
—Perfectamente; así podréis escu- 
charme con más tranquilidad. Ahora 
bien ; en la suposición de que fuésemos 
lo que suponéis y cuanto se os anto- 
je, ¿queréis «decirme, por el Cielo, 
| retenernos aquí? 
| Nada. más que derramar sangre, y, 
creedme, Muestras. ialencionós son me- 
1 
: WALTER. SCOTD 
Esta “pregunta que formuló: Cleye-. 
       
    
   
jores de lo que o os jnasidis: a e 
tión es muy sencilla : vosotros deseáis 
que nos vayamos, y nosotros también 
queremos irnos. Proveednos de los me- 
dios para partir, y os dejamos en Be E 
guida. | 
—Oídme, capitán—contestó el pre- z 
boste— : no deseo que corra la sangre. 
Vos sois un valiente, como muchos de 
los que había en mi tiempo entre los 
cazadores, y no debéis agraviaros si 09 
deseo mejor oficio. Os venderemos las 
provisiones que necesitéis, a fin de li-- 
brar a muestros mares de vuestra pre- 
sencia ; pero existe una dificultad : se 
aguarda de un momento a otro a la 
fragata Alción, y tam pronto como oi. 
ga hablar de vuestro buque, os dará 
caza, porque un corsario es a veces 
buena presa. Supongamos, pues, que Ea 
el Alción llega, que os persigue... 
—Que nos hace volar, si os place, ae 
—No, esto será si os acomoda ; pero, 
entonces, ¿qué ocurrirá a esta pobre ES 
villa por haber favorecido a los enemi= 
gos del rey, proveyéndoles de lo que 
necesitaban? Se le castigará segura= 
mente, y el preboste' no saldrá e .S 
bien librado. de 
—¡ Bah! Eso dl arregló ] 
porque puedo doblar vuestra isla, irme 
a la rada de Stromness, y allí se nos 
puede llevar cuanto necesitemos sin 
que el preboste ni la villa figuren para 
nada. Además, si se sospechase algo, 
nuestra superioridad de fuerzas y la 
falta de medios para retirarnos, os ser 
viría de excusa. E 
—Eso puede hacerse ; pero para se 
mitiros que abandonéis nuestra rada 
necesito que me deis palabra de no de 
vastar el país. : 
—También nosotros la necesitamos 
de que no habéis de esperar para pro- 
veernos la llegada del Alción. No ten 
go inconveniente en quedarme en re- 
Henes con vos, siempre que me prom: 
táls no venderme,- Y enviéis a un 
     
    
   
    
  
    
     
   
    
   
    
   
   
   
   
   
   
   
   
   
  
   
   
       
      
     
    
        
    
    
     
     
  
      
   
   
  
   
   
   
     
   
     
     
	        
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