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ardientes rocas, y al fin condujo a la tropa por en
medio de un cañaveral para remontar una colina. s
—¿Están cerca del volcán nuestros enemigos?
—preguntó Collin, acercándose al guía.
—A poca distancia—respondió el isleño.
—Entonces no acampan en la playa. ,
—El mar está lejos de la caverna que habitan.
—Y ¿por qué crees que se hayan alejado tanto?
—Porque aquella costa está casi desnuda de árbo-
les. Deben de haberse internado con el fin de encon-
trar un grueso tronco para ahuecarle. ES
—Comprendo—respondió Collin—. Mejor para nos: Es
otros y peor para ellos. Pero me parece, Paowang,
que si nos descubren huirán a los bosques. ES
_—NOs acercaremos con prudencia, jefe. Cuando nos
vean estarán cercados.
— ¿Está aislada su caverna? : e
.—Se encuentra al pie de una pequeña colina.
-—¿Con bosques? : :
—Sólo en la vertiente opuesta.
A las ocho de la mañana, después de una marcha
de tres horas subiendo y bajando colinas y atrave-
sando valles y cañadas, Paowang se detuvo al pie
del volcán. :
—¿Hemos llegado?—preguntó Collin. js 4
—Dentro de pocó—contestó el isleño—. Que per-
_Manezca aquí el grueso de la tropa y nosotros con
vuestros amigos blancos ganaremos la falda de aque-
la colina. A a
Hicieron que los guerreros se ocultaran en el LO
_lMaje, recomendando a todos el más profundo silen-
cio, y en seguida el capitán, Collin y Paowang subie-
ron a una eminencia, resguardándose entre las ma- y
tas y los árboles. ; o
En pocos minutos ganaron la cima, desde la que
se divisaba una gran extensión, ÁdA
Al Este, a distancia de milla y media, se veía el
Océano, cuyas olas se rompían con fragor contra la
- Playa; frente a ellos se alzaba el volcán con su pe-