Full text: Vida por vida (Bd. 11)

  
  
  
  
108 - LOS PARDAILLAN 
—¿ Cómo ?—exclamó Picuic—. ¿Consentís 
en darnos hospitalidad ? | 
—Con todo corazón. 
—¿ Y también comida ? 
—¡ No faltaba más! 
Picuic contempló admirado a Graznido, 
que había tenido la buena idea de ir al con- 
vento. Filomena y Graznido estaban conten- 
tísimos. Este, ante la idea de comer todos los 
días, y aquélla, extasiada ante las ideas amoro- 
sas que llenaban su corazón. 
—Venid—dijo sor María Luisa a los felices 
hércules. : : 
Los cuatro se dirigieron entonces al pabe- 
llón vecino a la brecha y entraron allí. | 
—Esta será vuestra vivienda—dijo sor Ma-=. 
ría Luisa—. Esta noche, con sor Filomena, 
os traeremos vuestra cama, o sean algunos 
haces de paja que tomaremos de las cuadras 
de la abadesa. Cuidad de no mostraros cuan- 
do salga al jardín alguna de nuestras herma- 
nas y, además, vigilad la brecha y la empa- 
lizada. : | 
- —Perdonad, hermana. Acabáis de prometer- 
nos una cama excelente, pero ¿cuál será nues- 
tra comida? Ya comprenderéis que este es un 
punto importante. 
—Comeréis lo que nuestra industria nos 
proporciona todos los días a sor Filomena y 
a mí, porque si contásemos con los víveres del 
convento, hace ya mucho tiempo que habría- 
mos muerto. En un lugar oculto criamos ga- 
llinas y tenemos gran cantidad de huevos. 
—Al pelo — exclamó Graznido—. Precisa- 
mente me gustan las tortillas con delirio. 
—Y el domingo — añadió María Luisa— 
retorcemos el cuello a un pollo. 
    
  
  
  
  
  
  
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