Full text: Los piratas del Defensor de Pedro

   
  
   
  
   
  
  
  
   
  
   
   
22 LOS PIRATAS 
  
  
dos de que no venía entre ellos el Capitán, los maltratan á 
golpes con sus sables y los despiden para su buque, de donde 
al fin se ve obligado á venir el Capitán con los papeles, con 
duciendo el bote dos marineros y un soldado escocés. 
Ya estaban preparados para el abordaje José de Santos, 
como capitán de presa, Nicolás Fernández, Víctor Saint-Cyr 
Barbazán, Guillermo Teto, Domingo Antonio y Francisco 
Caraballo; armados todos de pistolas, sables y puñales pasan 
á la fragata en su mismo bote, entran en ella con furia, 
dando gritos, atropellando é hiriendo á cuantos hallan al 
paso, cortando cabos é inutilizando lo que encuentran, y esto 
era solo el prólogo de las escenas de horror que se si- 
guleron. 
Los pasajeros, poseídos del mayor espanto, huyen del fu- 
ror de sus enemigos y se precipitan en la bodega; en tanto 
las mujeres corren atribuladas y algunas se prosternan de 
rodillas implorando sus vidas y las de sus tiernos niños, que 
- presentaban asidos de las manos. Pero aquellos hombres san- 
- guinarios no se curaban de sus lamentos, y atendiendo sólo 
  
  
   
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
   
  
     
al pillaje, encierran á todos bajo escotilla y se entregan cie- 
gamente al más tremendo desorden. 
Se había distinguido entre los asaltantes el francés Barba= 
zán por sus voces é insultos en idioma inglés, por sus golpes 
- y por el disfraz risible de un sombrero de palma que con una 
moña azul llevaba apuntado de un modo grotesco. Una joven 
y bella señora, esposa del Jefe militar, encerrado en la bode- 
ga, se dirige á él creyendo moverlo á compasión, usando el 
.mismo idioma que parecía comprender, anegada en llanto, y 
-_arrodillándose con su niño en los brazos, le pide su vida y la 
de su esposo. El pirata accede á su súplica, pero pone por 
_ precio de esta gracia el sacrificio de su honor; y aquella des- 
graciada esposa y madre, abatida 6 incapaz en trance tan 
amargo de deliberación ni de voluntad, queda sin defensa á 
discreción de su feroz perseguidor. Igual violencia se perpe- 
tra por Nicolás Fernández y Domingo Antonio, siendo vfcti- 
ma de sus brutales apetitos la viuda de un músico, pasajero, 
muerto hacía pocos días en la fragata. 
  
 
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.