- Leguizamón más viejo y menos tranquilo en el combate em-
- pezó a fatigarse, mientras Moreira, más hábil, economizaba sus
fuerzas, que no habían podido debilitar quince minutos de com-
bate recio, que ya empezaba a ser pesado para Leguizamón.
Aquella lucha no” podía durar un minuto más — era cuestión
_de una puñalada parada con descuido, de un traspies, de una.
casualidad cualquiera. | : a
| Leguizamón empezó a retroceder, acometido de una manera
-. ruda y decisiva, a 5
De su poncho quedaban solo dos pequeños girones, y su tha-
- queta estaba cortada en dos partes. % ] :
Moreira, cuyo poncho estaba completamente despedazado, pa-
- Yaba las puñaladas con su enorme sombrero de anchas alas.
Leguizamón fué retrocediendo hasta la mesa donde se hacía
el escrutinio, que fué abandonada por los que la rodeaban para
evitar un golpe casual. EOS | e
Allí, contra la mesa y con acción debilitada por el mueble,
el gaucho cometió una imprudencia que fué hábilmente aprove-.
_ Chada pof su adversario. k qe
-———Distrajo la mano izquierda pretendiendo sacar su revólver,
descuidando toda defensa, y Moreira como un relámpago, marcó
qna pañdladaral Vientre. 0 o
Leguizamón quiso acudir a evitarla, pero Moreira dió vuelta -
a daga y dió con el puño tan violento golpe sobre la frente
el gaucho, que lo hizo rodar al suelo, completamente privado
de sentido. y | Ed A E
Después de este golpg maestro, era de suponerse que el ven-
o fuese degollado, pero Moreira, limpiando con la mano el.
pioso sudor que pegaba los cabellos sobre su frente hizo dos «
asos atrás y con la voz aún jadeante por la fatiga, dijo a los
paisanos del bando enemigo, que lo miraban asombrados:
- —Pueden llevar a este hombre a que duerma la mona, y no
venga aquí a hacer bochinche. ce
Un inmenso aplauso saludó la hermosa acción de Moreira
e envainando la daga y saltando a caballo dijo a los del comicio:
Caballeros, que siga la elección. A
1 bravo entusiasta en que había estallado la multitud,
rayo expontáneo arrancado por la hermosa acción de
lo, se había batido con un hombre valiente, y hábil
de las armas, sin mostrar cólera contra su provo=
ía querido matar, pues >
-no había | uel golpe en la
salculado con toda sangre fría y preferido a
da que marcó en el vientre.