EL CERRO DE LAS CAMPANAS
"248 más correctas de las esculturas de Canova, llevaba una cami-
Seta blanca, escotada y con plieguecitos de arriba abajo, que re-
Saltaba sobre una especie de vuelta con bucles de gró blanco y
Color de rosa.
ns de gruesas perlas, caía como un arco arriba de su
Unos aretes de brillantes solitarios arrojaban luces menos des-
Mbradoras que las de sus pupilas.
: 1 lara estaba en toda la fuerza y esplendor de su juventud ; aque-
4 Sonrisa mataba, aquel aliento era una exhalación de aromas,
“Wquella mirada opacaba la luz del sol.
as dos amigas se quedaron contemplando algunos momentos,
Se sonrieron al encontrarse tan hermosas y se dieron un beso.
ES —Las nueve, dijo Luz, ya hemos tardado mucho, y se encaml-
e á la sala donde las esperaba impaciente el matrimonio Fa-
do.
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Me
Clara no pudo contener una sonrisa al aspecto de aquella pareja
L tidículamente aparejada.
b Lo dije, gritó el diplomático, ¡yo soy á llevar las dos perlas del
alle, las dos áscuas de la fiesta ! ¡ por el célebre Bentham que es-
A las dos como unas imágenes ! vamos, Luz, ven á besarme para
Que me convenza de que eres mi hija.
on uz se acercó á su padre y lo besó tiernamente.
E | Ti Si me lo hubieran contado no lo hubiera creído !
+ T¿Cómo, caballero? esta niña es mi retrato.
NO lo niego, pero mi hija me tiene orgulloso, yo debo votarte
ES Dara reina en la Junta de Notables. ¡ Dios mío! si trascienden á
-Sloria. Señorita Clara, no sabía que eras tan hermosa, los asuntos
Me divagan, yo me dedicaré á galantear á estas dos muchachas,
€Otretanto marchemos, que el billete dice que á las nueve en punto
£bemos estar en el salón ; hoy todos somos ingleses.
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Cs, que bajo la vigilancia de la gendarmería francesa, se colo-
É "On á inmediación del Gran Teatro Nacional, donde tenía lugar
ns noche el baile dado por la oficialidad del ejército expedicio-
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Serían necesarios (dice un escritor de aquella época) la lozanía
z el fuego de los primeros años juveniles, y una pluma como la
¿ de odier ó Bulwer para describir cumplidamente el aspecto del
9cal, gustosa y sorprendentemente adornado é iluminado, y el movi-
e Prada y animación del mar de gente que le inundaba desde el ves-
Bulo hasta los últimos rincones, mostrando en sus olas, mezcladas
Confundidas, la juventud, la elegancia, el lujo, y cuanto de más
Vello encierra la sociedad mexicana.
adorno del nuestro Gran Teatro Nacional, obra de Hidalga,
a Uno de los edificios más suntuosos de América, comenzaba desde
SE Aa Ebulo iluminado con vasos de colores, y en cuyo centro apa-
De La, entre los pabellones de México y de Francia, el águila im-
Ferial coronada de un sol resplandeciente formado con espadas.
b - Datio, cerrado con bóveda de cristales, que media entre el ves-
Ulo y la gran sala, parecía un bellísimo jardín.
, A las nueve y media de la noche comenzaron á llegar los carrua- :