Full text: La maestra de párvulos (1)

, 
y 
y 
pa —ans ae 0550 mt .- Pe 
que tienen extraños caprichos, y tal vez se trata 
de alguna dama que desea adoptar á vuestro hijo. 
—No, porque la señora en cuestión tiene un Co- 
legio—dijo la irlandesa. 
—¡Ah! 
—En su casa ví unas cuantas niñas, y por ciertó 
que tenían imucho miedo, Una de ellas dijo 4 mi 
hijo que si se quedaba allí le pegarían, 
¡—¡Abh! ¿Con qué le dijo eso? 
¡—SÍ, 
Quedóse el Hombre Gris sumido en una profun- 
da cavilación, y Juana siguió derramando silen- 
ciosas lágrimas, ' 
El carruaje seguía su camino con mucha rapi- 
dez, y después de pasar por varias calles y calle- 
juelas y atravesar por Leicester square, llegó al 
barrio irlandés, cuya: calle más hermosa es Dud- 
ley street y la más lóbrega de todas y triste es la 
de Lawrence, 
El Hombre Gris tiró del cordón que llevaba el 
cochero sujeto al dedo. 
¡ Parad!—le ordenó. 
Habían legado á la entrada de Dudley street, 
y cuando el carruaje paró, 'el Hombre Gris dijo al 
Dandy: 
—¿ Qué número es el de la. casa? 
—El treinta y cinco—respondió el Dandy, que 
había tomado nota del número para llevársela á 
lord Palmure. 
—Está bien, esperadme aquí. 
—¿Y vais á dejarnos aquí?-—preguntó la irlan- 
desa.—¿ Por qué no queréis que os acompañemos? 
¿Acaso no me corresponde á mí reclamar á mi 
hijo? 
—Escuchadme, hija mía—respondió el Hombre 
Gris, que ejercía ya una misteriosa autoridad so- 
bre la irlandesa, 
——Hahlad—contestó Juana con ansia,
	        
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