Full text: 1.1911,4.Nov.=Nr. 2 (1911000102)

    
  
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—No haí ser, patroncito; ¿con- que heí de ha- 
cer queso entonces?—Total que cada animal 
tiene encima un pretexto. No queda más re- 
curso que voltear de un tiro al que estuviese 
más á la mano. 
—:¿, Y ahora? 
—Bueno, patroncito, me darás un peso por 
el perjuicio, y llevátelo. , 
Tn todo el oriente de Bolivia, así como en el 
camino de Santa Cruz de la Sierra á Cochabam- 
ba, sucede idéntica cosa al acercarnos á los 
ranchos en procura de gallinas. 
—Vendeme la batarás. 
—¡Qué! Si es la más ponedora. 
—:, La encrespada? 
— ¡El crédito de la casa! 
—ePero si me muero de hambre. 
—¿ Y qué querís?... 
—¿ Pero aquella? 
— No. 
—La de más allá. 
— ¡Tampoco! 
Y así va el jinete de rancho en rancho. 
Y es fama que los aimarás que viven inter- 
nados en las sierras, además de no tener la 
menor noción de hospitalidad, como lo asegu- 
ra el autor del Diccionario Geográfico de Oru- 
ro, son en este sentido las gentes más difíci- 
les de tratar de cuantas habitan sobre la tie- 
rra. y 
Adán QUIROGA. 
— + E e — 
La canción del paje 
Yo fuí un caballero de galana corte, 
la galana corte de la flor de Liis; 
fuí preso en Italia, me batí en el Norte. 
Yo fuí un caballero de galana corte, 
la galana corte de la flor de Lis. 
Pajecillo rubio de la regia estancia, 
y al noble servicio de Su Majestad; 
cual mágico ensueño floreció mi infancia 
y en dorado ambiente de sutil fragancia, 
resbaló entre rosas mi primera edad. 
Después, en las giras y fiestas reales, 
novel cortesano las damas serví. 
Cegaban mis ojos sus gemas triunfales, 
y entre un oleaje de sedas ducales 
confusas pasiones nacieron en mí. 
De muchas intrigas desgarré los tules, 
guardando secretos aprendí á callar 
y adoré á esas damas de ojeras azules, 
de gallardo porte y onduloso andar. 
Bajo las soberbias iluminaciones 
las ví en las alfombras deslizar su pié; 
purpúreos brillaban sus rojos tacones 
en las amplias curvas del gentil minué. 
¡Siendo aún muy niño, como me inquietaban:' 
con su tentadora gracia femenil, 
y, si picarescas, en mí se fijaban, 
un fulgor de gloria sus ojos dejaban 
en el claroscuro de mi alma infantil. 
Luego, adolescente, las ingenuidades 
- pronto se trocaron en hondo saber. 
Fuí flor de capricho de altivas deidades 
las que deshojaron mis virginidades 
con sus milagrosos dedos de mujer. 
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Y después, osado, decidor, valiente, 
en hermosas lides salí vencedor, - - 
y en más de un rosado camarín de seda, 
como el cisne loco tras la flor de Leda 
con mis veinte abriles coroné al Amor. 
  
¡Oh qué de aventuras! Disipo el hastío 
evocar escenas de remota edad: 
Aquí la asechanza y allá el desafío, 
y por sobre todas, el cuadro sombrío 
de aquel duelo trágico en la oscuridad! 
¡Y cuántas zozobras y rabia infinita, 
fieras se adueñaron de mi corazón, 
cuando en esa noche de suprema cita 
mi dulce coloquio con la duquesita, 
malicioso y pérfido, sorprendió el bufón! 
Pero siempre osado, por lograr mi empeño, 
desafié el peligro, lleno de altivez; 
la locuela rubia me robaba el sueño, 
con sus grandes ojos, su labio risueño 
y el albor sedoso de su fina tez. 
Y fuí el más dichoso de todos-los pajes; 
abeja de amores, acudí al rosal; 
nos dieron abrigo discreto follajes, 
y entre aromas tibios y crujir de encajes, 
miel de crespos oros, se rompió el panal. 
Olvidar no puedo la egregia aventura 
que ocurrió en el bosque; de la reina en pos 
un instante, solo, bajo la espesura : 
me encontré con ella. Miré su hermosura 
y en grave silencio temblamos los dos. 
¡Poblaban el bosque rumores lejanos, 
vibraban las trompas con extraño son; 
yo creí muy lejos á los cortesanos — 
y oprimí sus manos con febril pasión! 
¡Vencido el respeto, con vivos antojos, 
pensé que en amores la ocasión es ley; 
mas su faz, de pronto, floreció en sonrojos, 
y juntos miramos con inquietos ojos 
asomar los finos sabuesos del Rey! 
¡Deliciosas damas, nobles caballeros, 
rosadas siluetas, de pupila azul; 
guardias, chambelanes, pajes y monteros, 
con rumor de copas y chocar de aceros 
os borráis lejanos á través de un tul! 
Yo fuí un caballero de galana corte, 
la galana corte de la flor de Lis; - 
fuí preso en Italia, me batí en el Norte. 
Yo fuí un caballero de galana corte, 
la galana corte de la flor de Lis. 
Alfredo GÓMEZ JAIME. 
  
  
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