CRÓNICA INTERNACIONAL
J 63
fin principal debe ser restablecer en Europa la vida pacífica de los
pueblos; de coordinar sus economías nacionales, fatalmente destruídas
por la guerra. Desde el punto de vista económico, Europa, en parti
cular, parece hoy en día dividida en comunidades distintas, sin lazos
de unión entre ellas, erizadas de barreras que aíslan las naciones, y
crean entre sí un estado de hostilidad económica.
Además, ciertos países de la Europa central y oriental—Rusia, en
primer lugar, que ha ocupado siempre y que ocupará ciertamente en el
porvenir un puesto importante en la vida económica de Europa—, se
encuentran, desgraciadamente para ellas y para nosotros, completamente
fuera de la vida europea. Debemos examinar, con el mejor espíritu,
cuáles son los medios más adecuados para hacer cesar un estado de
cosas tan anormal.
No es esa tan sólo nuestra única tarea, y la orden del día se
refiere asimismo a una serie de problemas económicos y financieros que
interesan más o menos a todos los países de Europa. Son estos asun
tos los que requieren un examen de conciencia de nuestra parte, un
examen crítico de nuestra política militar, financiera, económica, co
mercial y de comunicaciones. La política general que ha seguido
Italia después de la guerra ha sido siempre una política de pacificación
y de cooperación internacional. Esta tendencia de Italia demuestra cla
ramente la actitud que este país tomará en el curso de la Conferencia.
Italia mantendrá con firme convicción las soluciones que sean más con
venientes para garantizar una paz durable y la estabilidad de relaciones
entre las naciones, y para encaminar la Asociación Internacional hacia
el nuevo orden, por el cual serán resueltas las diferencias, no ya por
la violencia, sino por un método de libre discusión y de ayuda, basado
en la conciliación de los intereses opuestos.
El mundo ya ha visto desaparecer—gracias a la reciente Confe
rencia de Washington—la gran nube del Pacífico; debemos en Génova,
inspirándonos en el espíritu de sinceridad y de buena voluntad que ha
vivificado la labor de la Conferencia americana, trabajar por la paz
de Europa.
En materia económica, Italia se unirá resueltamente a todas las pro
posiciones tendientes a aproximar los pueblos entre sí, y a reanimar
las corrientes naturales del comercio, estará pronta a transponer los
obstáculos que han sido creados por la guerra y que entorpecen el des
arrollo del comercio, por la política de prohibición y de protección;
política que impide a Europa explotar racionalmente sus recursos eco
nómicos y alcanzar un estado de prosperidad y de bienestar mayores.
En lo que concierne al apartado de la orden del día que se refiere
más principalmente a la parte financiera, Italia está dispuesta a estudiar,
con las demás naciones aquí reunidas, todas las soluciones que tiendan
a mejorar el estado de las finanzas públicas en general; a reducir la
circulación, a estabilizar el cambio, a hacer prácticamente posible la