Full text: Año 1.1912=No. 3 (1912000300)

268 
COSMOS 
quina, “En Flandes se ha puesto el sol”, 
Muñoz está dentro de su papel, dentro de su 
escuela y dentro de su raza. Conócesele 
cuando dice en el final: 
i España y yo, somos así, señora! 
El rapto valiente, el gesto impetuoso, la 
acción desprendida y heroica del Diego Acu 
ña de Carvajal, están bien en el porte ga 
llardo de Muñoz, acentuado por el tono 
cantante y altivo de los versos. Lástima 
grande que los demás personajes, tan sim 
páticos como Magdalena y Valdés, no tengan 
intérpretes dignos de la belleza de la obra. 
El poema de Marquina, juntamente con 
los de Villaespesa y Valle Inclán, escénicos 
también, han venido á determinar en Espa 
ña un renacimiento del viejo teatro épico-lí 
rico, como ha ocurrido en Francia, gracias 
á Rostand y en Italia á Sem Benelli. Bien 
venido si trae frutos tan preciados como és 
te, en que se exaltan las glorias españolas 
en los tiempos de la dominación en tierra 
flamenca. 
Entre lo demás, descuellan comedias de 
los Quintero, obras del teatro antiguo, Cal 
derón, Lope y las menos recientes de Eche- 
garay, que han valido aplausos á la com 
pañía. 
Pero la nota verdaderamente regocijada 
en la negrura de los días revolucionarios, la 
ha dado Esperanza Iris. El autor de este ar 
tículo deshilvanado, decía, ha tiempo, estas 
palabras: Al cronista le seduce el género 
opereta, por ligero, por frívolo, por suave 
y convencional. La trama es elástica, La 
maquinaria de juguete. La técnica infantil. 
“Será, escribía Alsina, que ya no nos paga 
mos del aspecto único ni de la acción 
rectilínea de las cosas, ó por más prudentes 
ó por más doloridos, y necesitamos fondos 
evidentes de sensibilidad bajo la estruendo 
sa superficie de lo cómico.” El género ope 
reta, por risueño, por amoroso, por jovial 
por galante, nos seduce. Hay aromas de 
primavera y risas de juventud en esa músi 
ca retozona que, si entristece un poco, es 
para desatar en seguida el collar de una car 
cajada loca. 
El cuadro de Miguel Gutiérrez es un cua 
dro completo. Las “operetas vienesas” su 
ben á escena bien vestidas y bellamente 
decoradas. “La Viuda Alegre” ha sido una 
deslumbrante resurrección. “La Princesa 
del Dollar” un derroche de arte fácil y su- 
jestivo. Esperanza y el barítono Cabello han 
compartido amigablemente los triunfos. 
Claro que las entradas han sido llenos. 
Este género goza de los privilegios señala 
dos á la “aurea mediocritas, ” una vez que 
está colocado entre las austeras dulzuras de 
la ópera y los aires libertinos del género 
chico. Por eso quizá ha alcanzado los favo 
res del respetable, con la misma seguridad 
que una mujer hermosa tiene en sus hechi 
zos. La ópera es incomprensible para las 
mayorías. La zarzuela repugna á los gustos 
delicados. La opereta es el término medio, 
la transacción, el “presidente blanco” de 
las multitudes.
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.