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VIDA MONTEVJDEANà
SUMARIO
TEXTO: Feminismo, por A. l.—ln rure, poesia por
Carlos Roxlo—Llanto de ángeles, por Blanca
Belmonte— La vida, poesia por Maria H. Sabbia
y Oribe—Canzione, por Lucillo Ambruzzi—La
gota, de agua, por Otto Miguel done—Fre
nesí, poesía por Juan Carlos Alenéndez—Pri
mavera, por José Pardo— Las tres bellezas,
poesia por Francisco de Asis Condomines—MÚSI
CA DE Verdi, por Francisco Caraciolo Arnitu—
Luz DE ESTIO, poesia por Gonzalo Barriera y
Varela—Ansias horribles, poesía por Maria
no Pereira—¡Cesante!, elementos de novela
por Pedro C. Miranda (Contuniación )—A tí,
poesia por Rodolfo Mencndez—María, por R. E.
—Tristezas, poesia por Alberto Agüero—Ella!...
por Roberto—Horas malditas, poesia por c.
Fernendez— Notas—AVISO DE ADMINISTRA
CIÓN.
GRABADOS: Galería de bellezas montevideanas :
Carmen Saavedra, fotografía de Chute y
Brooks. Nuestros colaboradores: Santia
go A. Maciel, fotografiado Fitz Patríele—Calle
25 de Mayo y plaza Independencia de la ciudad
de Meló—Fuerte de Santa Teresa en el depar
tamento de Rocha—Entrada & la ciudad de Mi
nas por el camino Verdum—Escuela Asilo de la
ciudad de Pavsandú—Todos, de fotografia y gra
bados de Emilio Ai Coll y Compañía.
Si fuera la mujer instruida y cultivada,
como es menester que sea, su actividad se
emplearía en la sola organización fuera de
toda producción, siendo esta del dominio
del sexo masculino. Tendría que ejercitarse
en tres órdenes de preocupaciones conexas
por otra parte: la maternidad, la economía y
la estética.
Los extensos y preciosos conocimientos
adquiridos en vista de dicha acción deter-
m nada, los aplicaría á su medio familiar y
también al medio social.
Pero este último no tendría sino una parte
relativamente restringuida de su tiempo y
desús fuerzas, y dicha parte no bastaría
para obtenerla buena organización particu
lar y general de los recursos comunes; es
entonces que deben Ínter'enir las mujeres
aisladas que una razón ú otra obligan á
procurarse recursos: aisladas por circuns
tancias desgraciadas, por su propia voluntad.
Unas y otras quedan pues designadas
>para desempeñar, en el medio más vasto
que es la sociedad, el papel, de , organiza
doras que no tienen que llenar en un medio
particular. En todos los grados déla riqueza,
desde el más miserable hasta el más afor
tunado, la necesidad de una intervención
organizadora se deja sentir. Es ahí que hay
que buscar empleos para las mujeres, es ahí
que sus facultades más eminentes, hasta su
génio, se revelaría con real eficacia. El te
rreno está absolutamente virgen ; todo está
por crear por la simple iniciativa personal y
privada, sin que ninguna reglamentación,
ninguna legislación, fuera de la legislación
general, pueda absorver ó trabar la obra
inteligente de la mujer.
Hay que instruir á la mujer por los proce
dimientos cuidadosamente racionales y las
formas precisas de la cultura moderna; y
hay que aplicar dichos procedimientos y
formas al mismo conocimiento que ella ne
cesita; menester es que sepa, que compren
da, que pueda así volverse el ama de la casa
esperada para ponerlo todo en orden.
Es que la existencia común no es sola
mente la de marido y mujer, de padre é hija,
de hermano y hermana: es la de nosotros
todos, de todos los séres sociales, en la vas
ta acepción reconocida ahora por la palabra
solidaridad. Y en vano se busca por todos
paliativos ó remedios al mal social; mal so
cial no hay sino uno, real y profundo, del que
derivan todos los otros. Es la dilapidación ó
empleo irrazonado de aquella mitad de fuer
zas comunes; la actividad de la mujer, que
se dispersa por todo, en el taller ó en las
calles, en vez de concentrarse en su solo y
verdadero papel: el ama de casa. ,
Hénos léjos de las ambiciones de nuestros
actuales feministas. Las mujeres pueden ser
excelentes abogadas, políticas, diplomáticas:
pero no alcanzarían con eso, según se cree
comunmente, una altura mayor, muy por el
contrario. Todo eso es la cocina de la vida:
los hombres tienen la bondad de hacerlo, no
se lo disputemos. Venga la cultura racional
del espíritu de las mujeres, y se verá si éstas
buscan otra obra que su obra soberbia, de
profundas y dilatadas repercusiones.
El todo consiste en ayudar la dirección de
los primeros ensayos; es posible organizarse
para ello. Las mujeres cultivadas racional
mente que quieran crearse recursos perso
nales, tendránque inaugurarservicios nuevos
en terrenos aun casi inexplorados. Según sus
facultades especiales, se harán, de confor
midad con los tres órdenes de nociones de
signados más arriba, madres suplentes,
economistas ó artistas.
Madres suplentes, sabrán cultivar á su
turno los niños privadas poco ó mucho de
su madre natural; no serán ya esas institu
trices casuales cuya buena voluntad quere
mos respetar, pero cuya desoladora igno
rancia, pronta á la vanidad, es el mas cruel
flajelo tal vez de la educación llamada bur
guesa.
Economistas, sabrán organizarías relacio
nes de los consumidores con los productores,
sin permitir que entre los dos los parásitos
absorban la mayor parte del precio del inter
cambio.
Artistas, afirmarán y difundirán el culto y
la práctica de la belleza bajo todas sus for
mas y en todas las ocasiones de la vida, pues
es la vida misma que tomarán como materia
y como especialidad.
Tales son las principo’c~. formas deempleo
para las energías y actividades de la mujer
racionalmente cultivada que quiere crearse
recursos personales.
A. L. ,
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IN RURE
¡ Q_ué hermoso estaba el campo... ! La colina,
En cuya agreste falda
Mirándose en el agua cristalina
Se cimbraban los juncos de esmeralda,
En su agreste retiro solitario
Nos pareció á los dos aquella tarde
Un recién bendecido santuario.
Entre incendiadas nubes de colores
Lanzaba el sol cobarde
Sus últimos sangrientos resplandores
Y al mismo tiempo, purpurear le vimos
La ondulada cresta de las palmas;
Más ni un adiós al astro dirijímos,
¿Para qué mejor sol que nuestras almas?. ..
En la campiña toda
Cada nido era un cántico de boda,
Cada juncal armónico salterio,
Cada rama la cuerda de una lira
En que el viento suspira
Los goces del amor en el misterio. . .
De pronto, ardiente, fascinada, loca,
Dejó un beso en mi boca,
Y arrepentida de su amor salvaje,
Mas—¿sigíleme!—diciendo con los ojos,
Se perdió ruborosa entre el follaje
De tiernas lianas y de seibos rojos.
Carlos ROXLO.
Llanto de á>les
Rubita como lostrigáles en estío, blanca
como los picachos del monte en invierno, y
con los ojos azules como las violetas en pri
mavera, así era Bebé, la niñita cuya voz
semejaba al gorgeo de las golondrinas en
otoño.
Un día, ¡qué diatan triste! hizo presa en
la hermosa niña un monstruo horrible: la
diftéria.
Y Bebé, ya no cantó más, ni jugó con sus
muñecas, ni la dejaron ver á sushermanitos;
y cuando un señor muy viejo y muy feo le
hizo pupa en la garganta, la chiquitína, como
pajarillo que agita las álas para levantar el
vuelo, agitó, sus bracitos, quejóse con voz
extrangulada y se murió en la tierra para
despertar en el cielo.
Y al cielo fué Bebé.
La niña rúbia como los trigales de estio;
la niña blanca como los picachos del monte
de invierno, la niña de los ojos azules como
las violetas en primavera; la niña cuya vo-
cesita semejaba al gorgeo de las golondrinas
de otoño... sefué al cielo. Y una noche, Bebé,
cansada de jugar con los ángeles y queru
bines, miró á la tierra, y buscó en ella su
casa, y con anhelante curiosidad, quiso ver
más.
Y v ió ásus hermanitos vestidos de negro,
y los vió solos, muy tristes y muy pálidos,
porque su madre también se habia dormido
con sueño de muerte.
Y siguió mirando y vió más todavia: vió
en el sitio de su madre á otra mujer; la
madrasta como la llamaba Luisita... y ya
no vió más Bebé; las lágrimas anublaron
sus azules ojos, y aquellas lágrimas puras
como el fleco de un astro, y brillantes co
mo chispas de sol, cayeron sobre la al
fombra de luz del cielo y fueron á perderse
entre rosas y espumas de arroyos de plata.
En el instante mismo en que Bebé lloraba,
los observatorios astronómicos anunciaron
un fenómeno celeste: lluvia de estrellas.
Y se dij o que aquello era materia cósmi
ca. . . fragmentos de constelaciones...
¡ Qué equivocación! Cómo si la lluvia de
estrellas no fuese llanto de ángeles!
Llanto de ángeles, de ojos como violetas
en primavera; llanto de ángeles cuyas voce-
sitas semejan al charlateo de las golondrinas
en otoño; llanto de ángeles blancos como
los picachos del monte de invierno; llanto
como de ángeles rúbios, rúbios como Bebé,
rubios como los trigales de estio...
Blanca BELMONTE.
Octubre, 22 de 1897,
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LA VIDA
Cielo y mar ¡ ay ! la vista nada alcanza
A ver; solo una línea, el horizonte,
Y las nubes allí formando un monte
Que lento y magestuoso siempre avanza.
Cielo y mar es la vida ; nadie alcanza
A ver el porvenir, y también ella
Tiene horizonte, nubes y una estrella
Que luce y nos anima ¡ la esperanza !
María H. SABBIA Y ORIBE.
Montevideo, Octubre 23 de 1897
fe fe ! fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe fe j.g,
v T a
(De la ópera/o/e que está componiendo
actualmente el maestro don León Ribeiro,
sobre un libreto del profesor don Lucillo
Ambrüzzi).
O povero Amor mió, perché sei nato,
S,e la felicita t’ è sconoscinta ?
La pace del mió core sventurato
O Amor, per te ho perduto.
Di pianto e vana speme sei nutrito,
O Amor, e di sospiri e di desio.
Vieni, moríam ! sará cosí finito
Lo strazio del cor mió.
Ma prima di morir va dal mió bene,
E dille che per lei penato ho tanto :
Dille che Taima mia con te ne viene
Falta di baci e pianto.
Lucillo AMBRUZZI.
Montevideo, Octubre 23 de 1897. ■