Full text: 1.1897,12.Dez.=Nr. 24 (1897000124)

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Vida MontevidèaNA 
¡Cuán felices mi bien, si arrodillado 
De nuevo mi pasión te repitiera, 
Y mi enferma cabeza se durmiera 
Al arrullo argentino de tu voz, ’ 
Y al despertar de ese éxtasis sublime 
Como en fuego divino arrebatada 
Se encendiera en la tuya .mi mirada 
Y se unieran los labios de ¡os dos! 
^¡Cuan felices mi bien, si en tu cabello 
Donde retrata su color la noche. 
Aun se meciera el purpurino broche 
De aquella rosa que en su fleco até; 
Y pudiera enlazar como en un día ’ 
A tu mano blanquísima mi mano, 
^ en un arranque de pasión profano 
Jurarte Dios para entregar mi fé! 
Y que au nque loco sepultar pretendo 
Del olvido en el antro tenebroso, 
Se eleva de las sombras, majestuoso, 
transformado en imájen de mujer! 
¡Pero no, por piedad! Llega oh imájen! 
De'mi ilusión castísima, primera, < 
La lira esta vibrando, es porque espera 
Con tu arribo la ardiente inspiración; 
Alma de mi alma hasta mi pecho llega, 
Ven por piedad mi musa idolatrada, 
Ven, que si faltas, la existencia es nada: 
¡Nó se puede vivir sin corazón!! 
Ubaldo Ramón GUERRA. 
Las Piedras, Diciembre 11 de 1897. 
¡Imposible... imposible!—No hay matices 
En los jardines que el invierno ha herido, 
Ha abandonado la avecilla el nido 
Y no escucha la selva su cantar; 
Ya no queda de! místico santuario 
Más que ruina tristísima y callada, 
La virgen del altar, fue derribada 
Y se ha roto en pedazos el altar! 
Sólo queda el recuerdo de aquep tiempo 
En que soñé con alcanzar la gloria, 
Verdugo que remueve en ¡a memoria 
Las heridas mortales del ayer* 
sd; 
Para mi distinguido amigo 
Cayetano It. Mendoza 
os últimos rayos de luz dorando 
el ocaso, nos presentaban un es 
pectáculo admirable, tiñendo las 
nubes que semejaban inmensos 
copos de flotante espuma, es 
puma de una blancura de armi 
ño. Ei cuadro era seductor. El sol parecia 
confundirse en un abismo de nubes, lleván 
dose en pos de si, su luz templada y acari 
ciadora. 
Yo estaba á orilla del mar. 
El vapor se balanceaba rítmicamente 
sobre el espejo de las ondas, enorme y 
negro, esperando la hora de la partida. 
Los pasajeros se paseaban sobre cubierta, 
alegres y decidores los unos, tristes y pensa 
tivos los otros. 
En la playa multitud de lienzos blancos 
agitábanse en los aires mandando el adiós 
de despedida á los viageros. 
Esos albos pedazos de hilo, como intér 
pretes de aquellas almas, aumentaban aún 
más la belleza del crepúsculo.... 
La luz huía.... 
El sol se ocultaba. La obscuridad aparecía 
cual luctuosa gasa, ó como nube de melan 
colía. 
Allá, en las regiones del éter, una estrella, 
temblorosa, como si viniese á escuchar, 
curiosa, las tristezas de la tierra, anunciaba 
la llegada de la noche. 
En las entrañas del vapor, cantos alegres 
parecían querer auyentar las lágrimas de 
despedida; y con los últimos rayos que el 
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Un paso sobre el arroyo Cuaró Grande — ( de fotografía ) 
sol dejaba en las garras de la noche, esten- 
dianse las primeras sombras, mudas como 
un secreto y medrosas como un niño. 
Una vez más todavía—la última! —lancé 
una mirada pesarosa al bajel, escudriñando, 
y oí en^ aquel momeríto el ruido monótono 
de su vientre de hierro y el postrer silbato 
que parecía decir ¡ adiós' 
Agustín SOLLA. 
Montevideo; Diciembre 11 de 1897 
§P 
¿Versos?—tres días há que lucho en vano 
Por encontrarla fórmula sonora 
Qne encierre el pensamiento sobrehumano 
De un canto á ¡a mujer que me enamora. 
Si un pasado de dichas está lejano, 
La tarde de la vida, no la aurora, 
Con fulgores de sol americano 
De mi pasión las cúspides colora. 
Muy pronto tornará!..,. Tinto en sonrojos 
Su rostro de odalisca, nieve y rosa, 
Ale besarán en su esplendor sus ojos. 
Y, entonces, al cantar las maravillas 
De los placeres de la» edad dichosa 
La besaré, llorando, de rodillas! 
Francisca C. ARATTA. 
Montevideo, Diciemrbell de 1897 
*t.rç r 
1 R & B B' S g O S 
mirado á través del prisma de 
dicha y he contemplado allá, 
lq léjós,-una sombra semejante 
uña nube tempestuosa que se 
¡solvía en forma de mujer. 
Era la tentación del deseo y el 
desengaño de la satisfacción. 
* /. 
* * 
Enloquecido por la pasión seguí á una 
mujer encantadora'con formas de diosa y 
gracias de querube. 
Después que su indiferencia me hizo ol 
vidarla, la he contemplado en el salón de 
baile y tras las gasas de su tocado, rosa he 
mirado su corazón: se asemejaba á las rui 
nas de un templo abandonado. 
* 
* * 
No hay gracias en la tierra ni encantos 
en la altura, cuando el alma está triste; todo 
llora, hasta la luz del sol que se parece á la 
de los cirios del túmulo. 
* 
* * 
1 odo en la vida pasa y concluye como el 
humo que desvanece el aire. 
La amistad, el placer, los encantos de la 
primera edad, las satisfacciones del éxito, 
la humildad, el orgullo, todo! todo! 
Sólo no pasa el cariño de la familia. 
* 
* * 
lie soñado que en sus lábios de coral de 
positaba un beso, pero, al hacerlo, he tem 
blado: ellos tenían la frialdad del mármol 
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