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CUBA CONTEMPORANEA
Porque ya él había entrevisto a ese dueño del mundo, a ese
mago de la elocuencia, a ese ser poderoso lleno de magnética
fuerza para encauzar y dirigir los más intrincados y complejos
problemas universales; a ese personaje que por sus condiciones de
eficiencia había llegado a ser el señor del mundo, el Presidente
de los Estados Unidos de Europa: Falsenburgh.
Nunca, en los delirios imaginativos de un escritor, se había
reproducido con más pasmosa similitud, en la realidad de los he
chos humanos, algo igual a la descripción que el autor hace del
recibimiento dispensado en Londres a juliano Falsenburgh, a ese
el más intenso orador que jamás oyera el mundo, quien con su
verbo portentoso evitó la horrible contienda próxima a estallar
entre el Oriente y Occidente, y la grandiosa acogida dispensada
en París a Wilson, el Presidente de los Estados Unidos—como lo
era también el personaje ya citado de la novela—, vencedor, a su
vez, por la elocuencia incomparable de sus discursos y la justeza
y profundidad de sus mensajes al Congreso Norteamericano, de
la barbarie y del militarismo prusianos, de las engreídas hordas,
mucho más peligrosas que las que los orientales hubieran podido
lanzar sobre la Europa en esa supuesta lucha del Oriente contra
el Occidente.
Si, como su émulo Falsenburgh, no conoce esos quince idio
mas en los cuales peroró durante ocho meses en el Congreso de
Oriente, posee, igualmente, el
acabado conocimiento de la naturaleza humana, considerada no sólo en
lo que se refiere a las manifestaciones normales y ordinarias de la
misma, sino en las energías latentes que constituyen sus rasgos verda
deramente divinos.
En ese Congreso de Versalles se podrá decir del actual Pre
sidente de los Estados Unidos, que en sus numerosos discursos
ha dado pruebas de dominar por completo la historia, los prejuicios,
recelos, esperanzas e ideales de los representantes de las diversas na
ciones, a los que ha debido dirigir la palabra. De hecho es el primer
producto perfecto de la nueva humanidad cosmopolita, cuya creación
constituye el ideal inconsciente a que han tendido los esfuerzos del
mundo a través de la historia.