A. CONAN-DOYLE
raba no dejarla mucho tiempo en la odiosa
compañía de los Grirdlestone.
Al llegar Tomás á su casa le avisaron
- que su padre le esperaba en el despacho.
—Vamos á ver—le preguntó el doctor
-á boca de jarro apenas le vió entrar: —¿si-
-gues en tu propósito de dedicarte al co-
mercio?
*—Si, señor; pero...
—Lo digo porque ahora se presenta una,
- ocasión que puedes aprovechar. Á ver qué
te parece esa carta.
Tom cogió el papel que su padre le daba
- y leyó lo siguiente: |
«Muy distinguido señor mío: .
Hace algún tiempo abrigo el propósito
de asociar á los negocios de mi casa algu-
- ha persona formal y emprendedora que,
- compartiendo con mi hijo la dirección de
- los negocios, permita aliviar mis hombro
de tan pesada carga.
-——»Ahora bien; enterados de que su señor
hijo tiene el propósito de consagrar sus
- valiosas aptitudes á los asuntos comercia:
_les, mi hijo y yo, de común acuerdo, he-
- mos decidido proponerle que sume su nom-
“bre á nuestra razón social. ad
¡Conocido como es en el mundo entero
- el crédito y la prosperidad, cada día ma-
yor, afortinadamente, de la casa Girdles-
tone, no dudo que ustedes sabrán inter-
pretar este ofrecimiento en el sentido de
que no me guía otro móvil que el de faci-
- litar el porvenir á un joven de reconocido
- Mérito y que tiene á mis ojos, como un
título más, el de su varentesco con el que
fué mi constante y fraternal amigo, John
Harston. ¿0 ASES
-»En espera de su resolución y rogándole |
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samiento fué bastante para modificar su
propósito.
—Yo en esto no quiero intervenir— dijo
el doctor.—Tú verás lo que hay que con-
testarle. A mí no me es simpática esa gen-
te; pero no cabe duda de que, comercial-
mente, están á gran altura, y asociarte con
ellos es entrar en el mundo de los negocios
por la puerta grande. Conque tú dirás.
—Yo estoy dispuesto á aceptar.
—Pues no hay que hablar más. Y pues -
to que pide la respuesta ahora mismo, va-
mos á llevársela personalmente. Habrá que
tratar de la participación metálica que has
_de aportar á la sociedad, y estos asuntos
conviene tratarlos con todo detalle.
Tomás asintió y una hora después en-
traba en el despacho del jefe de la firma.
Este no ocultó su satisfacción al saber
que podía contar con la persona y con el
capital del joven Dimsdale, y le prodigó
toda clase de alabanzas.
—Antes de cuatro ó cinco años, amigo
mío, habrá usted duplicado su capital. Y
no tendrá usted que agradecérmelo á mí,
“sino á su trabajo. Por eso precisamente he
exigido que aporte usted su dinero; para
que el legítimo afán de acrecentarlo le
haga desplegar todo el talento y toda la
energía que usted posee. Por lo demás—
añadió con una sonrisa de soberbia,—ya
se comprende que unos cuantos miles de
libras no habían de mudar el estado de la
- casa Girdlestone.
Dos días después de esta conferencia se
firmó el contrato, como resultado del cual
Tomás, hecho miembro de la firma, se en-
contró en cierto modo más cerca de su
adorada Kate, y el viejo Girdlestone pudo.
disponer de siete mil libras más, contan-
tes y sonantes, para realizar el gigantesco
monopolio, en el que tenía puestos ahora
todas sus potencias y sentidos. 13
la brevedad posible, se ofrece de usted con
la, mayor consideración, atento servidor
JoHy GIRDLESTONE.»
La primera intención de Tomás fué ha-
cer pedazos la carta y rechazar desde lue-
go la proposición. Pero casi en seguida
pensó que aquel era un medio que la Pro-
“Videncia le deparaba para poder aproxi-
marse á Kate y velar por ella, y aquel pen»
IX
EZRA GIRDLESTONE DA UN MAL PASO
Algunos días después de la última con- .
_ferencia relatada entre ambos Girdlestone,
Ezra y el mayor Clutterbuck, teniendo
cada uno delante sn correspondiente vaso
..